tongadol.- En la sede del Museo del Holocausto de la ciudad de Buenos Aires, dicha institución y la Comunidad Sant’ Egidio presentaron el libro Juan Pablo II y la Shoá. El Holocausto de los judíos y el misterio de iniquidad.
Esta obra, coordinada por el profesor Marco Gallo, presidente de la comunidad de Sant’ Egidio, reúne las actas del coloquio de esta temática realizado en Buenos Aires los días 20 y 21 de octubre del 2010 promovido por la cátedra Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Católica Argentina en colaboración con el Museo de la Shoá, B’nai B’rith y la Confraternidad Argentina Judeo-Cristiana.
El rabino Abraham Skorka, el filósofo Santiago Kovadloff, la integrante de la Comunidad de Sant’ Egidio, arquitecta Andrea Poretti y el coordinador de la obra, Marco Gallo, quien es también el director de la cátedra Juan Pablo II fueron los encargados de la presentación, que se llevó a cabo el pasado 16 de octubre, fecha que se cumplió el 35º aniversario de la asunción de Karol Wojtyla como el Papa Juan Pablo II.
El rabino Abraham Skorka destacó, entre otros conceptos que la Shoá es un crimen único por qué “se trató de erradicar a un pueblo por su credo, por su fe, por su modo de ser, y se quiso borrar todo vestigio de la presencia judía sobre la faz de la tierra”. Luego se referió a que luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial se debió hacer frente al drama de la Shoá y a la posición respecto al judaísmo, y que en la Iglesia Católica Apostólica Romana el cambio de posición se inició en el Concilio Vaticano Segundo, plasmada en la declaración “Nostra Aetate”, un documento fundamental para el diálogo judeo cristiano y “Juan Pablo II adoptó, profundizó y trato de demostrar de múltiples formas esa nueva senda dentro de la Iglesia Católica Apostólica Romana y todo lo que está diciendo el querido Papa Francisco es seguir en la senda de Juan Pablo II, que puso mojones importantísimos, para afirmar luego “Este libro marca el compromiso de que nos podamos ver comprometidos desde nuestra identidad, bien firmes, hacia una meta: un mundo donde el amor, la espiritualidad, las pasiones tengan un solo norte: la paz, la justicia, el entendimiento de los pueblos, el respeto de cada hombre y su individualidad. Este libro trata de dar testimonio fiel, de lo que fue la vida de un hombre que vivió la Shoá, que fue golpeado por la Shoá, que vio a sus vecinos judíos ser destruidos por la Shoá y que quiso dejar una huella muy profunda para que la locura, las pasiones destructivas desatadas, para – como suelen dicer los psicólogos – la pulsión de muerte jamás venza a la pulsión de vida”.
Otro de los disertores, Santiago Kovadloff inició sus palabras diciendo que él entiende que “la única forma de que no se vuelva a repetir lo sucedido es que sepamos que se puede repetir. No hay ninguna razón para creer que no se va a repetir, hay muchas razones para creer que debemos estar alertas ante la evidencia que las conductas depredatorias del hombre son constantes a lo largo de la historia y que nuestra tarea consiste en luchar contra esas constancias de lo catastrófico de la historia de la humanidad”, para luego sostener la necesidad de mantener la memoria de la Shoá y referirse a cómo deben reconocerse mutuamente el cristiano y el judío reconociendo y aceptando sus diferencias.
Por su parte Andrea Poretti hizo mención a las diversas acciones que la Comunidad de Sant’ Egidio viene realizando en el campo de las relaciones judeo-cristianas, entre las cuales se contó el coloquio que da origen al libro que se estaba presentando, afirmando que dentro de las mismas se cuentan las que están destinadas a que la Shoá no sea olvidada.
Marcos Gallo, luego de agradecer a las autoridades del Museo el haber aceptado presentar el libro en su sede, recordó que hacía 35 años había iniciado su misión como Pontífice Juan Pablo II y que hacía 70 años se había producido la razia de los judíos romanos, para luego afirmar que “La vida de Juan Pablo II está entrelazada con el recuerdo de lo sucedido en la Shoá” para también agradecer el esfuerzo y la tenacidad de Mario Feferbaum para realizar primero el Seminario y luego la edición del libro, que se estaba presentando, el que contiene las ponencias allí expuestas. Explicó que la intención “es llegar a un público más amplio que el académico”, destacando el aporte “de los sobrevivientes al dar testimonio del horror de los campos de exterminio y de este modo sensibilizar al público juvenil” sobre lo ocurrido. A continuación se refirió específicamente a la manera en que Juan Pablo II se relacionó con los judíos en su juventud y como esa experiencia la utilizó para la tarea que desarrollo, durante su pontificado, referida a la Shoá y al pueblo de Israel, ejemplificándolo con textos que el Papa escribió al respecto, como también referido a los otros grupos humanos que persiguió y les quito sus derechos el nazismo, que Juan Pablo II definió como “ideología sin D’s” a la vez que se preguntaba “Sobre la razón de estos terribles acontecimiento ¿Por qué sucedió esto? La respuesta en realidad es sencilla, simplemente porque se rechazó a D’s como el Creador, y por ende como fundamento para determinar lo que es bueno y lo que es malo”. Finalmente Marco Gallo consideró que con el Papa Francisco las relaciones judeo-cristianas se incrementaran y recordó que el rabino Abraham Skorka integró la delegación de la comunidad judía que fue recibida por Juan Pablo II cuando visito la Argentina, a principios de abril de 1987, y le solicitó que la Santa Sede reconociera al Estado de Israel.
El acto fue conducido por el secretario del Museo de la Shoá, Manuel Kobrieniek, quien explicó que el mismo se efectúa en el marco del convenio suscripto por el Museo con la Comunidad de Sant’ Egidio; y entre los presentes se encontraba la embajadora de Italia, Teresa Cataldo, acompañada por el primer secretario de esa representación diplomática, Francesco María Taliani de Marchio.