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Itongadol.- Aproximadamente 800 jóvenes de diferentes credos, alumnos de escuelas secundarias de la ciudad de Buenos Aires participaron ayer a la tarde de la “Primera caminata de jóvenes Antorchas de la Shoá”. Primero marcharon desde la Avenida Del Libertador y la calle Olleros hasta la Plaza de la Shoá (Av. Del Livertador y vías del ferrocarril Mitre) y luego participaron del acto en el que hablaron David Galante, sobreviviente de la Shoá, y Julio Schlosser, presidente de la DAIA.
Muchos de los jóvenes portaban pancartas que decían “Luchamos contra el racismo”, “Comprometidos con la memoria” y “No olvidamos la Shoá”. A su vez, en la plaza estaba expuesta la muestra “Visados por la libertad” que reproducía la documentación emitida por diplomáticos españoles durante la Shoá a fin de permitir que judíos pudieran salvarse de la persecución nazi.
David Galante brindó su testimonio, en el que con emotivas palabras recordó cómo los nazis trasladaron a los judíos de Rodas hasta Auschwitz, donde él permaneció por un periodo hasta que el lugar fue liberado por el ejército Rojo, y también su vivencia personal. Allí remarcó el mensaje que recibían de quienes estaban moribundos, quienes les decían que si sobrevivían debían contar lo que habían vivido.
Luego se leyó una poesía alegórica escrita por Mira Stupnik y Julio Schlosser dio su discurso: “Estamos acá para decir nunca más y no olvidamos, porque lo fundamental es trabajar para que no suceda pero no olvidar lo que sucedió. Si olvidamos lo que sucedió no tenemos futuro. El recuerdo de las víctimas de la Shoá tiene que ser aquello que como las llamas de las antorchas nos ilumine para encontrar el camino para trabajar por un mundo mejor”.
Luego se dirigió a los sobrevivientes de la Shoá presentes y dijo: “Por eso les reitero, siento la necesidad de decirles a ustedes, con quienes comparto, compartí y compartiré muchas charlas, perdón, pero el perdón de la boca no alcanza. Por eso estamos acá y nosotros que no sufrimos en carne propia el dolor que ustedes sufrieron asumimos el compromiso de trabajar, de no olvidar y contarle a la juventud, porque lo que pasó no debe volver a pasar, no solo al pueblo judío sino a nadie. Este es el compromiso de una humanidad que busca un destino común, un destino de trabajar por la familia humana. Insisto sobrevivientes, asumimos el compromiso de trabajar y les pedimos perdón por aquello que nuestros antecesores no supieron hacer”.
Luego de que una joven, acompañada al piano por el maestro Alberto Levi, cantara “Celebrar la vida”, Eugenia Unger, también sobreviviente de la Shoá, dijo: “Es la alegría más grande de mi vida ver a estos hermosos chicos, estando nosotros [los sobrevivientes de la Shoá] vivos, porque normalmente los honores se dan después de la muerte. La verdad es que hay que celebrar la vida y estar con nosotros, que D’s los bendiga”. También agregó que no se debe olvidar lo ocurrido y tampoco perdonar.
El acto finalizó con la presencia de todos los sobrevivientes subidos al escenario mientras se efectuaba una suelta de globos.
Organizaron esta actividad la DAIA junto al Ministerio de Educación de la Nación, el Ministerio de Educación y la Subsecretaría de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Vicaría de Educación de Buenos Aires, la AMIA (Vaad Hajinuj), ORT Argentina, el Museo del Holocausto, Scouts de Argentina, Club Náutico Hacoaj, Generaciones de la Shoá, Sherit Hapleitá, Sociedad Hebraica Hebraica, el Seminario Rabínico Latinoamericano, FACCMA, FEDECC, Organización Hebrea Argentina Macabi y la Embajada Activistas por la Paz.