Itongadol.- Hay que detenerse en lo dicho por el Senador Picheto. Seguramente dirá, en el correr de los días que fue una equivocación, que no está en su sentir y dirá también, haciendo uso del viejo manual del antisemitismo disfrazado que él tiene muy buenos amigos judíos. Pero ya será tarde. No será creíble. Y todas aquellas acciones que llevo a cabo con la comunidad y los compromisos que contrajo en su oportunidad quedaran en el olvido o teñidos de un interés oportunista y no genuinamente pensados en el bien común con la comunidad judía.
Sus dichos sobre que en el atentado murieron “Argentinos de religión Judía” y “Argentinos Argentinos”, se acoplan con aquellas escuchadas tiempo atrás como : “ aquel día murieron judíos y también inocentes”. Frases miserables que dan cuenta de ignorancia supina pero a la vez de prejuicios antisemitas que subyacen en la cultura.
Vaya paradojas y coincidencias si las hay, el mismo día la presidente en el momento de solidarizarse con las víctimas de la tragedia de Once, hace referencia a los 35 años de espera por justicia en los crímenes de la última dictadura, lo dijo en el mismo día en que el senado aprobó el memorándum con Irán, que comienza a matar la causa AMIA. La justicia, los tiempos de la justicia no importan, como no importan las víctimas y su sufrimiento. Por sobre la justicia: la política y sus intereses. El dolor para algunos en el poder es ajeno… y molesto.
Para el senador Picheto están claras 2 cosas, los judíos no son argentinos argentinos, “y no lo son porque son judíos”, y porque además se oponen al acuerdo que argentinos argentinos como el defienden obedientemente. Los argentinos judíos, según su sentir, (y los judíos dirigentes según Timerman) no quieren el bien común que quieren los argentinos argentinos como el, porque los argentinos judíos responden solo a Israel. Y por todo esto no sedebe hacer caso al dolor y al reproche masivo de la comunidad judía, ( ni hablar del reproche de la constitución), se debe velar solo por lo que los argentinos argentinos necesitan.
Que lo expresado por el senador Picheto se haya dicho en una tan significativa sesión y en la casa de la democracia como lo es el Parlamento argentino es un hecho gravísimo, que le agrega más oscuridad a este triste y desgraciado capitulo que nos presenta nuestra vida política. Un capitulo que pasara como tantos otros dejando enormes heridas y muchas lecciones a aprender sobre el comportamiento de las instituciones, de la sociedad y de las personas. Mientras, una vez más nos hace ver con cruedeza que cada cual debe cumplir con su rol con la máxima responsabilidad teniendo claro siempre que en política no hay amistades sino intereses. Y es en función de esos intereses, como se ve claramente hoy que están siempre aquellos que no tienen prurito alguno de disfrazarse de lobos o de corderos según de la ocasión. La lección para nosotros es saber siempre y cada día que esto es así.
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