“El de Burgas fue un ataque en suelo europeo contra un país de la Unión Europea y esperamos que saquen las necesarias conclusiones respecto de la verdadera naturaleza de Hezbollah”, declaró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, después de agradecer la sólida y profesional investigación búlgara del atentado contra un micro (foto) el 18 de julio pasado, en el cual murieron cinco turistas israelíes y el chofer local.
Respecto de la imputación al brazo militar de esa entidad terrorista, el jefe de gobierno aclaró que “hay un solo Hezbollah, es una organización con un liderazgo”, que está librando una guerra que “atraviesa fronteras y continentes”, junto con sus patrocinadores iraníes, tal como lo probó la pesquisa europea y los ataques en Tailandia, Kenia, Turquía, India, Azerbaiyán, Chipre y Georgia.
Israel lleva casi dos décadas presionando a la renuente Unión Europea para que se una a los Estados Unidos y agregue a esa organización terrorista a su “lista negra” y confía en que el atentado en Burgas logrará convencerla de la necesidad de hacerlo.
Poco antes, el ministro del Interior de Bulgaria, Tsvetan Tsvetanov, informó a la prensa que la investigación determinó que tres personas estuvieron involucradas en el ataque.
“Hemos establecido que dos de ellos eran miembros del brazo armado de Hezbollah”, la organización terrorista libanesa también acusada de los ataques a la Embajada de Israel y la AMIA en la Argentina, en 1992 y 1994, respectivamente, que provocaron más de cien muertos y centenares de heridos, agregó.
Este último ocurrió exactamente en la misma fecha que el de Burgas, pero 18 años antes.
“Hay datos que muestran la financiación y conexión entre Hezbollah y los dos sospechosos”, quienes usaron pasaportes auténticos de Australia y Canadá, especificó el funcionario búlgaro.
Israel acusa a Irán de estar detrás del ataque, al igual que de los cometidos en la Argentina, el último de los cuales generó una polémica que continúa cuando Buenos Aires y Teherán firmaron un polémico Memorando de Entendimiento, que despertó el rechazo de Jerusalem, la comunidad judía internacional y la mayoría de los familiares de las víctimas.
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