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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, será el primer gran beneficiario de su propia decisión de llamar a elecciones tempranas, según dos encuestas de opinión pública dadas a conocer hoy.
Una, comisionada y publicada por Maariv, descubrió que el partido Likud, de Netanyahu, aumentaría sus asientos en la Knesset (parlamento israelí) de 27 a 29. Las proyecciones del número de bancas del partido Laborista bajo la conducción de Shelly Yacimovich caería en comparación por elecciones tempranas, dándole 17 bancas. El partido Yesh Atid de Yair Lapid tendría también 17 asientos.
En respuesta a los nuevos estudios, Yacimovich desestimó hoy la importancia de la división política derecha izquierda y dijo que esos días terminaron, en diálogo con Radio del Ejército. Los objetivos de la jefa del Partido Laborista en las próximas elecciones son enfocarse en temas nuevos y diferentes y no “en los mismos viejos y horribles asuntos que no ayudan a nadie”.
En respuesta, Likud escribió que la líder laborista es “puro cuento”, y dijeron que su falta de experiencia junto con sus políticas económicas “llevará al desempleo a millones de israelíes”.
Pero no es solo el partido de Netanyahu el que se beneficia de las elecciones temprana,s sino también la coalición del ala derecha que él encabeza, según una encuesta de Haaretz publicada también hoy. El bloque liderado por Likud y compuesto principalmente por partidos religiosos y nacionalistas también aumentaría su mayoría de 66 a 68 bancas.
Ambos estudios designaron al ministro de defensa de Israel, Ehud Barak, como el mayor perdedor de la decisión de llevar a cabo unos comicios tempranos. Además se predijo que su partido Independencia podría no pasar el umbral para entrar a la Knesset.