El presidente del Congreso Judío Mundial, rabino Israel Singer, aseguró ayer que si bien la comunidad judía está satisfecha con el compromiso expresado por el gobierno nacional de apoyar la investigación por el atentado a la AMIA, ocurrido hace diez años, seguirá «atento» los resultados, para ver si realmente cumplen con su palabra.
«Estamos contentos con el compromiso expresado por el gobierno argentino, pero vamos a juzgar si cumplen con ese compromiso o siguen con una actitud meramente observadora», dijo el rabino al término de la Cumbre Judeo-Católica que se desarrolló en el porteño Hotel Intercontinental desde el lunes hasta ayer.
Más tarde, ante los medios de prensa allí presentes, recordó que «la AMIA sufrió un atentado y no hay nadie que esté en la cárcel por ello».
En este sentido, advirtió que «éste es un mensaje para el gobierno de Argentina y para todos los demás gobiernos porque no vamos a tolerar gobiernos que no se hayan comprometido con encontrar a los culpables de estos atentados».
«Judíos y católicos de todo el mundo han dicho conjuntamente que no vamos a permitir más derramamientos de sangre ni en la Argentina ni en ningún otro lugar», dijo el rabino.
Singer dejó claro que la declaración final de esta cumbre es un «mensaje moral» de judíos y católicos que también incluye el rechazo a la pobreza y a todas las formas de discriminación contra judíos y católicos.
«La pobreza es algo que no vamos a aceptar y es algo por lo que ambos, judíos y católicos, lucharemos para erradicar», afirmó el presidente del Congreso Judío Mundial.
Agregó que «no es suficiente con orar» y consideró que la Argentina «es un país rico, con gente inteligente pero está en una crisis económica, y tiene muchísima más gente pobre que la que debería haber».
Sostuvo también que «la gente de fe puede ayudar a aliviar la injusticia y la pobreza», pero consideró que «son los gobiernos los que tienen que trabajar para eliminar y erradicar la pobreza».
También figura entre las conclusiones de esta décimooctava cumbre, por primera vez realizada en Latinoamérica, «los grandes cambios experimentados en las relaciones de la Iglesia católica y el pueblo judío, engendrados en el entendimiento.
Las deliberaciones que durante cuatro días mantuvieron los representantes de ambas comunidades giraron en torno a la «justicia y la caridad» y a las raíces comunes de ambas religiones.
Fte El Tribuno