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El Área Adultos Mayores de la Sociedad Hebraica Argentina cumplirá el próximo año su 35º aniversario.
La Lic. Sara Chapot, responsable del área, contó a la Agencia Judía de Noticias (AJN), que en la actualidad unos 200 socios participan en las distintas actividades socio recreativas y culturales, además del Cabalat Shabat Festivo que se realiza todos los viernes.
“Las personas mayores buscan un lugar de participación e inserción y esto fue generando un fenómeno social donde los viejos despliegan su deseo de participar”, destacó Chapot, para describir la recepción que el programa de actividades tiene entre los socios.
En este sentido, Chapot subrayó “la importancia de la agrupabilidad en el envejecimiento y el peligro que puede generar el aislamiento en la vejez”.
La historia del Área de Adultos Mayores comenzó en 1977 cuando un grupo de hijos de socios planteó la posibilidad de habilitar un espacio donde se incluyera a sus padres a partir de lo que se vivía en la sociedad en ese momento.
“Era un momento muy especial de la vida política de nuestra sociedad. Fue durante el año 1977 con el país bajo un gobierno de facto, signado por la violencia política y el terrorismo de Estado. En ese momento la imagen social del viejo estaba sumida al estereotipo del jubilado perteneciente a la clase pasiva, caracterizado como un anciano replegado de sus intereses y objetos”, recordó Chapot.
Lo cierto es que Hebraica arrancó con lo que en ese momento se llamó Club 65, porque era para mayores de 65 años y más tarde cambió su nombre a Vidas hasta llegar al Área de Adultos Mayores como se lo conoce en la actualidad.
Chapot apuntó que al momento de ponerse en marcha el proyecto, en la década del ’70, “no existía un despliegue de trabajo con grupos de adultos mayores, siendo la Sociedad Hebraica Argentina una de las instituciones pioneras en proponer este tipo de espacio”.
“A partir del regreso de la democracia se incrementó el número de socios, ingresaron más personas nativas y no sólo inmigrantes. El promedio de edad aumentó. Se incorporaron personas con más deseos de participar encontrando un espacio de pertenencia diferente al grupo familiar”, contó la directora.
Alrededor de 200 personas participan de lunes a viernes en las actividades que se brindan en la Sede Sarmiento y los domingos hay Gs. Vital en la Sede Pilar.
“En la actualidad contamos con una decena de talleres, con un promedio de entre 20 y 25 personas por grupo y una actividad central los viernes que convoca alrededor de 80 a 100 personas donde celebramos el Cabalat Shabat Festivo”, explicó Chapot.
Dentro de las actividades hay talleres de Gimnasia Vital, Integradora Expresiva, Hidrogimnasia, Teatro, Coro, Comedia Musical, Psicología del Envejecimiento, Taller de Estimulación de la Memoria, Taller de Coreografía de tango y folclore, Taller: Metete en la Película, Taller Literario y Rikudim, entre otros.
Además existen los talleres de Socios para Socios, lo que convirtió a Hebraica en una institución pionera en el desarrollo de este proyecto de detección, capacitación y formación de líderes para la coordinación grupal.
Algunos talleres son: Poesía, Tejido solidario, Noticias de actualidad, Calidad de vida, Ciclos, Recordando el idish, Rescatando nuestras raíces, El arcón de los recuerdos, Introducción a la música, entre otros. “Esta propuesta favorece y potencia la participación activa de los Adultos Mayores.
A los talleres concurren más mujeres que varones, pero la Soc. Hebraica Argentina es una de las instituciones que también cuenta con bastantes hombres en el Área de Adultos Mayores.
“La gente recibe muy bien la propuesta porque el perfil del adulto mayor en la sociedad ha cambiado muchísimo. La gente se incluye, forma parte de la red social que se constituye y da contención a aquellos que no tienen un grupo familiar que funcione como soporte”, explicó la directora.
Chapot destacó que “muchísima gente circula por estos talleres” y consideró que “los mismos viejos comenzaron a vencer sus propios prejuicios” sobre estos centros de reuniones.
“La expectativa es contener, estimular y acompañar un proceso de desarrollo y de trabajo de los adultos, de aquellas personas que se jubilan y que tuvieron poca participación social. Hay mucha gente que está sola y tiene un marco familiar limitado y la institución es un lugar de pertenencia y de cuidado”, resaltó Chapot.
A través de los Adultos Mayores honramos la vida. Ellos son parte de nuestra historia y son los transmisores de experiencia y valores a las generaciones más jóvenes”, subrayó Chapot.