Por Natasha Niebieskikwiat . Gran parte del Gabinete quedó en Buenos Aires y sólo un selecto puñado de “pingüinos” viajó al entierro de Néstor Kirchner en Río Gallegos Entre estos últimos estuvo como invitado Hugo Chávez, quien con su arrolladora presencia aterrizó en la capital santacruceña cerca de las cuatro de la tarde, para despedir a quien fue su amigo y aliado estratégico no sólo en el armado político regional, sino también en los abultados negocios que con los años fueron consolidando la Argentina kirchnerista, y la Venezuela chavista.
El líder bolivariano había llegado a Buenos Aires el jueves, al caer la tarde, y se sumó al abrazo que le dio a Cristina Fernández un segundo grupo de los ocho presidentes sudamericanos que fueron llegado a lo largo del día para despedir los restos de Kirchner. A la mañana habían estado en el velatorio los mandatarios de Bolivia, Chile, Ecuador y Uruguay. A la noche, además de Chávez, estuvieron, Juan Manuel Santos (Colombia); Fernando Lugo (Paraguay) y Luiz Ignacio Lula da Silva (Brasil), el último en llegar.
Pero sólo Chávez durmió en la Argentina para estar presente en el entierro de su amigo. El jueves hubo una imagen poco atendida pero significativa.
Visiblemente emocionado abrazó a Cristina y le besó la mano con lágrimas en los ojos. Minutos después la rodeaba en un abrazo triangular con Lula, en una clara señal de protección.
El armado del viaje de Chávez lo había coordinado Rafael Folonier, uno de los hombres que opera la política del kirchnerismo en Sudamérica, y quien acompañaba al fallecido ex presidente, junto a Juan Manuel Abal Medina, en la secretaría general de la Unasur. Ambos estuvieron también ayer en Santa Cruz, aunque detrás de escena.
Chávez vino con una de sus hijas, y con una delegación que, dada la ocasión fúnebre, no pasó desapercibida: su canciller Nicolás Maduro, pero también el siempre presente Rafael Ramirez Carreño, ministro de Energía y Petróleo, y titular de PDVSA, y el ministro para la Energía Eléctrica, Alí Rodríguez.
Otros que estuvieron ayer temprano en la Rosada fueron el ex presidente del gobierno español, Felipe González, y la nueva canciller de José Luis Rodríguez Zapatero, Trinidad Jiménez. También el ex titular del Banco Interamericano de Desarrollo y hoy secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias. Llegaron y partieron ayer mismo con el embajador argentino en España, Carlos Bettini, un amigo de Cristina desde que ambos estudiaban en La Plata. La Presidenta los saludó ayer en el velatorio, adonde también llegó para saludarla el embajador hispano Rafael Estrella.
“Trini” Jimenez, en su primer viaje al exterior desde que asumió su nuevo cargo, mantuvo una reunión con Héctor Timerman, que comunicó la embajada hispana. Además de las recientes trabas migratorias impuestas a argentinos que buscan entrar a España, los dos ministros hablaron de la cumbre iberoamericana que se hará en Mar del Plata en diciembre y de las negociaciones Mercosur Unión Europea, Clarin