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«Querido Saddam, ataca Tel Aviv»

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Decenas de miles de palestinos marcharon ayer en tumultuosas manifestaciones por las ciudades de Cisjordania y en la Franja de Gaza, donde lanzaron cantos y gritos de apoyo a Saddam Hussein, convocados por el grupo islámico radical Hamas. Además, cientos de palestinos comenzaron a viajar hacia Siria después de que ese gobierno anunciara su decisión de abrir las fronteras a los voluntarios árabes que vayan a luchar en defensa de Irak y «la nación árabe» contra la invasión de las tropas anglo-estadounidenses.

«Querido Saddam, ataca Tel Aviv», cantaban miles de gargantas en Gaza, coreando una canción de 1991, cuando Irak lanzó 39 misiles Scud sobre Tel Aviv y Haifa.

En Israel, el gobierno anunció que mantiene el alerta, pese a que la gente dejó ya en su mayoría de llevar las máscaras de gas por las calles ante la convicción de que Saddam Hussein no está en condiciones de repetir aquella operación.

Las marchas de ayer viernes, la jornada religiosa de los musulmanes, fueron las más numerosas y agitadas desde que comenzó la guerra.

Mientras con gran emotividad hombres, mujeres y chicos agitaban fotos de Saddam, carteles que decían «¡A muerte con América!», fotos de Saddam Hussein y hasta muñecos que representaban al líder iraquí triunfante y ridiculizaban al presidente Bush. Un dirigente de Hamas, Abdel Aziz Rantisi, habló a la multitud en el barrio de Radwan en una improvisada tribuna rodeada de militantes armados.

La manifestación se realizó a la salida de los fieles de unas treinta mezquitas de Gaza. Delante de un gran letrero de tela que decía «Irak y Palestina, unidad de sangre y unidad de fe». Rantisi gritó por un pequeño altoparlante: «Recordamos a nuestros hermanos de Irak que usen nuestra experiencia y se concentren en operaciones de martirio que implantarán el terror en los invasores y en la cabeza de los infieles».

Hamas y otro grupo fundamentalista islámico, Jihad Islámica, han cometido la mayor parte de las acciones de jóvenes que se lanzan con explosivos contra objetivos de Israel y que son llamados mártires por los palestinos y terroristas suicidas por los israelíes. En la segunda Intifada, que comenzó hace 30 meses, han muerto más de 700 israelíes y unos 2.150 palestinos.

En Nablus, una de las ciudades más grandes de la Cisjordania palestina ocupada por Israel, cuatro mil personas de distintos grupos palestinos marcharon por las calles. Muchos de ellos lucían vinchas atadas en la cabeza con los colores de la bandera iraquí y una foto de Saddam Hussein en el centro.

En ciudades palestinas más pequeñas del Valle del Jordan, como Qalquiliya, Tul Karm, Halhoul y Yabad, unos 16 mil manifestantes también aclamaron a Saddam Hussein y gritaron: «¡Bush, pagarás con tu sangre el petróleo que quieres robar!»

En Jerusalén, cientos de palestinos protestaron ante un espectacular despliegue de fuerzas de seguridad israelíes que, incluso con helicópteros, caballos y camiones blindados, impidieron el ingreso a la explanada de las mezquitas de Al Aqsa y Omar —dos de los más sagrados templos del islam, cuyos mil millones de fieles llaman «Al Qus», la Santa, a Jerusalén— a los musulmanes menores de 45 años y a los que no fueran ciudadanos israelíes.

Muchos hombres ancianos increparon a los policías israelíes, pero las siete puertas de la Ciudad Vieja permanecieron cerradas y los accesos firmemente bloqueados por las fuerzas de seguridad para filtrar los ingresos.

Una multitud de palestinos con tapices se puso a rezar sus oraciones en la calle, de cara a La Meca, frente a los uniformados israelíes armados. El viernes pasado hubo marchas con serios incidentes al concluir los servicios religiosos en los dos templos.

La agitación de los palestinos sigue creciendo y ayer partieron grupos de voluntarios que quieren ir a luchar en defensa de Irak. Los países fronterizos, como Turquía, Arabia Saudita, Irán y Jordania no dejan pasar a los árabes, musulmanes y voluntarios en general. Jordania sólo autoriza el regreso de miles de iraquíes que quieren volver a su país. En el reino hachemita viven más de 300 mil iraquíes.

El gobierno del presidente Bashar Assad ha autorizado que a través de sus fronteras puedan pasar los voluntarios. El domingo, un autobús de voluntarios musulmanes que había partido de Damasco fue destruido por un misil norteamericano 50 kilómetros dentro del territorio iraquí.

Oficialmente, Estados Unidos dijo que fue un «lamentable error», pero los sirios creen que se trató de una advertencia de Washington para frenar el ingreso de miles de islámicos que quieren ir a pelear contra «los invasores anglo-americanos».

Un grupo palestino pidió también al presidente de Irak que incluya a sus militantes encarcelados en Israel en las listas de intercambios de prisioneros de guerra cuando sean negociados con los norteamericanos y británicos. Fte Clarin

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