Ayer, a 11 años del ataque, Israel responsabilizó formalmente por su planificación y ejecución a Irán y al Hezbollah libanés y dijo tener evidencias que respaldan sus dichos. El anuncio lo realizó el embajador israelí Benjamín Orón, que leyó un mensaje del canciller de su país, Silvan Shalom.
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«Israel tiene claro que el Hezbollah, por medio de su órgano de ejecución de atentados en el extranjero, encabezado por Imad Mugniyah, fue el autor del atentado terrorista en la embajada de Israel en Buenos Aires. Conociendo las características de la actividad de dicha organización terrorista, y según información adicional que obra en nuestro poder, sabemos que Irán, incluidos los rangos superiores de su gobierno, estuvo al tanto de la programación del atentado y autorizó su ejecución.»
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A las 14.50, unas 1500 personas se apretujaban, entre jóvenes, adolescentes y dirigentes comunitarios, bajo la sombra de unos pocos árboles sobre las calles que convergen en la esquina de la Plaza de la Memoria. Una lacerante sirena precedió al recuerdo de cada una de las 29 víctimas que dejó la tragedia. Sólo 22 de ellas fueron identificadas.
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El sol abrasaba a los presentes, casi igual que hace once años a la misma hora, antes de que una nube de polvo negro se expandiera hasta la avenida 9 de Julio y ocultara los cadáveres bajo los escombros.
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Presencias exiguas
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Entre los asistentes no se vieron este año funcionarios del gobierno nacional, con excepción del vicecanciller Fernando Petrella, detrás de unos modernos lentes oscuros, y del jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra. También llegó Mauricio Macri, en su calidad de candidato a suceder a Ibarra en la Ciudad.
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No hubo ni desplantes ni abucheos, como ocurrió el año último, cuando los asistentes dieron la espalda al discurso del entonces flamante ministro de Justicia, Jorge Vanossi.
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Sin embargo, no faltaron las críticas encendidas contra los políticos y contra la falta de avance en la investigación local. Abrió el fuego Carlos Sucevich, que exigió una «investigación a fondo» y dijo que la causa judicial a cargo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación «está vacía de soluciones».
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Sucevich, cuya hija pereció en el ataque terrorista, calificó de «vergonzante» la actitud de la Corte y dijo que en 11 años «no hizo nada» para esclarecer el atentado, por el que no existe ningún detenido, y se preguntó por qué el día del ataque, el 17 de marzo de 1992, «se levantó la custodia policial» en esa sede.
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«Nos encontramos con una causa vacía de soluciones y llena de cinismo», disparó. Habló de «desinterés de los gobiernos que se vienen sucediendo desde hace 11 años. También, de los pedidos de detención en la causa AMIA. «Descreemos de estos pedidos que obedecen a razones políticas», indicó, y aseguró que son «para tranquilizar a la gilada».
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Tuvo duros párrafos para con el presidente Eduardo Duhalde y el ex mandatario Carlos Menem, a quienes se refirió sin nombrarlos cuando dijo que uno «dedica su tiempo a pescar tiburones» y el otro a «cazar ciervos».
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Luego, el corazón de todos se quebró cuando la herencia del dolor heredado fue expuesta por Martina, una joven de 15 años. Ella es bisnieta de una de las víctimas del atentado. «Ahora somos más de 20 los bisnietos que no dejaremos de pedir justicia», dijo. Le siguió el discurso el escritor Rodolfo Rabanal, que perdió a su suegra en el ataque. Luego habló Abraham Kaul, presidente de la AMIA.
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«Nos preguntamos cuándo existirá real y efectiva intención política de buscar a los responsables de nuestros dos grandes atentados, sin importar los «amiguismos», los «intereses económicos o políticos». No aceptaremos que se negocie el esclarecimiento de estos atentados por un plato de lentejas», afirmó con vehemencia.
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Su encendido discurso arrancó aplausos y hasta un «¡Viva Israel!, ¡Viva Argentina!»
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Afirmó que existe «una clara intención» de cerrar la investigación del atentado contra la AMIA con la orden de captura a los cuatro iraníes y reclamó que esa misma medida se extienda a los miembros de Hezbollah.
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El juez federal Juan Galeano evitó hacerlo y pidió a la SIDE más pruebas antes de decidir esa medida.
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Kaul también apuntó contra los ínfimos avances realizados por la Corte para dar con los responsables del ataque contra la embajada israelí. Lo hizo al reclamar que se levante el secreto de un informe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) sobre la conexión internacional del ataque contra la AMIA «y que, de ninguna manera, se tome éste como un informe final» porque «nada se ha esclarecido totalmente a nivel nacional, ni a nivel internacional. «Lamentablemente observamos una clara intención de cerrar estas investigaciones y no lo aceptaremos», advirtió.
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La AMIA exigió al gobierno nacional que impulse «efectivas sanciones por el «quebrantamiento» de reglas fundamentales del derecho internacional y se enjuicie y castigue a todos sus responsables».
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Cerró el acto Benjamín Orón. Su discurso creó suspenso, hasta que leyó el mensaje de Shalom. En él, además, Israel amplió su acusación contra Irán y el Hezbollah por el ataque contra la AMIA y dijo que el modus operandi utilizado en ambos hechos fue el mismo. «Irán es el responsable, es la mano que dirigió el atentado, mientras que el Hezbollah fue quien se encargó de llevarlo a cabo», dijo.
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Respaldó las conclusiones de la SIDE en ese sentido, las que dijo que coinciden con las investigaciones de su país. «Son conclusiones profesionales y valientes», indicó.
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«Israel espera que las autoridades argentinas logren materializar la investigación y el proceso judicial, sometiendo a los responsables tanto de la Argentina como de Irán y del Líbano al poder de la Justicia», dijo, y prometió su colaboración.
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Fue aplaudido. La gente se fue retirando, despacio, entre policías y perros que husmeaban posibles explosivos.
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Por Hernán Cappiello
De la Redacción de LA NACION
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