El canciller egipcio, Aboul Gheit, dijo respecto del reciente acuerdo entre Israel Beiteinu y el Likud: “nos enfrentamos a un factor negativo que podría dañar el diálogo por la paz.”
El ministro se negó a realizar referencias directas a Lieberman, pero sí expresó que si los miembros del próximo gobierno actúan de acuerdo con las declaraciones que realizaron durante los años recientes, “enfrentaremos serios problemas y circunstancias extremas”.
Luego del acuerdo de coalición firmado por Israel Beiteinu y Likud, Aboul Gheit recomendó “tomar acción determinada contra cualquiera que se muestre interesado en continuar con los asentamientos (en la Ribera Occidental) y en menoscabar el concepto de una solución de dos estados”.
Refiriéndose a sus compañeros, dijo que “deben decir ¡basta!, si no lo hacen, las bases que se construyeron serán destruidas y el conflicto continuará por años”, aseveró.
Hace alrededor de un mes atrás, Avigdor Lieberman perjudicó la relación entre Israel y Egipto al declarar que el presidente de ese país, Hosni Mubarak, podría “irse al demonio” si continuaba sin voluntad de visitar Israel. Cuando Israel envió sus disculpas al líder egipcio para mantener la buena relación con El Cairo, el líder de Israel Beiteinu comparó la disculpa de Israel con la de “una esposa maltratada”.
Por su parte, la líder del partido Kadima, Tzipi Linvi, se hizo eco de este acuerdo y declaró que su partido no se unirá a un gobierno de unidad con Likud, a menos que el Primer Ministro designado Benjamín Netanyahu acepte los principios de Kadima. “La unidad se forma cuando las dos partes que recibieron el apoyo de la mayoría del público se sientan y crean una verdadera base para operar, una base que compartan. Una vez que se establece la verdadera base, pueden sumarse otras facciones”, declaró durante un encuentro de su partido.
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