Itongadol.- En honor al profesor de música que dejó huellas en sus alumnos y colegas, la Escuela Scholem Aleijem inauguró el espacio ayer a las 19. “Shmuel es arte, es alegría, es identidad, es judaísmo, es actualidad es innovación, es sionismo”, expresó a ItonGadol Sara Bloch, ex directora y actual colaboradora de la institución.
La Escuela Scholem Aleijem inauguró el martes 17 de octubre a las 19 el Espacio de usos múltiples “Shmuel Katz”, en homenaje al recordado profesor de música.
“Esta iniciativa surgió a partir de la hermosa experiencia de la inauguración del Teatro de la escuela a nombre de Max Berliner. Se estaba gestando el proyecto cuando la realidad nos golpeó y Shmuel se nos fue prematuramente. Gustavo Weich, director general -quien impulsó la iniciativa con la colaboración de algunos dirigentes y amigos de la escuela que ayudaron y ayudan económicamente a concretar este y otros proyectos- continuó con esfuerzo y tesón hasta lograr el objetivo”, explicó a ItonGadol Sara Bloch, ex directora y actual colaboradora de la institución.
“Honrar a los docentes en el Scholem es un valor que se sostiene desde su fundación. Es educar con el ejemplo. Borges decía que somos nuestra memoria. Solo teniendo memoria podemos educar en el presente para las futuras generaciones”, agregó.
El espacio será utilizado para charlas de alumnos con invitados especiales, actividades para padres, encuentros entre escuelas, conferencias, conciertos, espacios musicales, invitaciones a cantantes y presentaciones de distintos coros.
Katz fue docente durante prácticamente toda su vida en la escuela Scholem Aleijem. Muchas generaciones lo tuvieron como profesor de música, donde daba clases con su acordeón en todas las aulas. Falleció el domingo 23 de octubre del año pasado.
“Shmuel es arte, es alegría, es identidad, es judaísmo, es actualidad es innovación, es sionismo. Con sus saberes y enseñanzas y el inconfundible acordeón, descubrió alumnos talentosos, fue modelo para muchos de ellos quienes vieron su vocación en la música. Shmuel dejó huellas en sus alumnos y colegas. Shmuel nos deja su compromiso con el idishkait, muchos aprendizajes, una gran nostalgia, un gran cariño y mucha tristeza”, concluyó Bloch.