Itongadol.- A menos de veinte días del comienzo del ciclo lectivo 2017, la Agencia AJN dialogó con la directora de BAMÁ [Beit Hamejanej Haiehudí, La Casa del Educador Judío], Estela Kalinsky, y las responsables de sus profesorados: Silvia Farji, rectora de Agnón, para el Nivel Inicial y el Nivel Oficial de Primaria, y Leticia Baran, directora de Melamed, de estudios judaicos para Primaria [desde la izquierda en la foto].
P- ¿Qué significa que la comunidad judeoargentina haya vuelto a poner en funcionamiento una cuestión que estaba pendiente como los profesorados?
EK- Lo interesante es que en este último año se hizo un trabajo entre BAMÁ, la AMIA y la Federación de Escuelas Judías Argentinas [FEJA] y en una reunión se acordó que el relanzamiento de los profesorados era un “tema de Estado comunitario”, para cumplir con la demanda de docentes que tiene la Red Escolar Judía. En tanto y en cuanto la oficialidad pudiera partir de estos esquemas, había que lanzarnos y trabajar en forma conjunta. Se firmó un acuerdo entre las tres organizaciones en septiembre y a partir de ese mes se lanzó nuevamente la inscripción a los profesorados. Para Javurá [24, el Encuentro de Educadores Judíos Latinoamericanos, que se desarrollará en la Escuela Comunitaria Arlene Fern el 22 y 23 de febrero] también se hizo un acuerdo, en el cual participan también la AMIA y la FEJA. Cuando se decide relanzar los profesorados, decidimos redoblar la apuesta. Hasta ese momento teníamos Agnón, de Nivel Inicial oficial, y decidimos presentar también el profesorado de Nivel Primario con especialización en estudios judaicos, para ver si podíamos tener la oficialidad. Acabamos de recibir la resolución que nos permite que docentes, ya no importa si para el nivel oficial o para estudios judaicos, reciban un título que les permita estar en planta. Esto permite acompañar el proceso que el Ministerio de Educación está haciendo a nivel nacional de ir academizando y formalizando aún más la red escolar nacional.
P- ¿Aspiran a que se pueda volver a la “época de oro” de los docentes judíos de la Argentina? ¿Qué expectativas tienen respecto de la gente que se sume a esta posibilidad de formarse?
SF- Aspiramos a llegar a la “época de oro”. Empezamos a transitar un proceso y a construir este camino con esas organizaciones. Acabamos de encontrarnos con Batia (Nemirovsky, directora del Vaad Hajinuj) para trabajar en el programa académico de estudios judaicos en relación a Melamed. Respecto a la inscripción, la expectativa es que haya mucha gente. Venimos de un gran paréntesis. Melamed siguió funcionando, pero en los años ’98 ó ’99 se cerró el edificio que produjo la usina de morim y profesionales para toda Latinoamérica, no solo para la Argentina. Volver a ese proceso va a llevar mucho tiempo y lo que va a permitir lograrlo es la sustentabilidad de este proyecto. No solamente la económica, sino que todos los años se reabra para empezar la rueda de vuelta.
P- ¿Cómo va a estar motivada hoy la gente para pensar que puede ser docente y acercarse?
SF- Sabemos que hay todo un déficit. La de docente no es una carrera que hoy esté prestigiada a nivel nacional ni mundial. Empezamos a trabajar para generar esa pasión; de hecho, hay muchos jóvenes que se están inscribiendo porque ven en la docencia la oportunidad de su primer trabajo. Es una salida laboral inmediata porque hay demanda y pueden empezar a trabajar una vez que empiezan a estudiar. Los jóvenes están viniendo de las escuelas secundarias, donde hicimos recorridas para contar el proyecto. Vienen también personas que no tienen título y lo ven como una segunda oportunidad, y mujeres que en algún momento lo dejaron, se dedicaron a sus hijos y están volviendo porque la oficialidad te permite pensar a futuro en términos de jubilación y planta funcional. Estamos trabajando en conjunto con las escuelas porque son las primeras interesadas en tener docentes capacitados, con un alto nivel académico. La verdad es que estamos haciendo un trabajo estratégico con los directores para que se inscriban hasta los docentes que están trabajando y no tienen título. La expectativa es que haya inscripción, y de hecho ya estamos teniendo muchas entrevistas.
LB- Querría remitirme de nuevo al concepto de “época de oro”. Me parece relevante porque no estoy segura de que apuntemos a la que hablamos los mayores de 50 [años]. Tanto al pensar el nuevo plan, que se acaba de aprobar, como inclusive las currículas existentes de Melamed y Agnón estamos definiendo el concepto de “época de oro” para los tiempos actuales desde la articulación de lo que la escuela desea y necesita, que no es el educador que tenía un manejo fluido del hebreo porque hoy en día no lo requieren los padres, los alumnos ni los docentes. La otra parte tiene que ver con el perfil que nos llega, deseoso y comprometido con su formación y con la continuidad del pueblo judío, pero no necesariamente formado de manera excelente en lo que tiene que ver con contenidos. Con esta masa de alumnos trabajamos.
SF- No volver a esa “época de oro”, de la que fui alumna, pero sí a la excelencia académica que tuvo el Agnón en aquella época, aggiornado a los tiempos de ahora: buscar los mejores profesionales en cada área de conocimiento. Tratamos de llegar a ese nivel.
P- Cuando suene simbólicamente la campana de esta nueva iniciativa, ¿cómo va a funcionar?
SF- A la mayoría del primer año la tenemos pensada como una cursada unificada de los alumnos de los tres profesorados, con materias del campo general, como didáctica, pedagogía, psicología y área judaica, y después vamos a ir dividiendo por niveles: inicial y primario, buscando siempre la excelencia en cada una de las áreas. Se va a cursar de lunes a jueves, de 17 a 21 o 22.30 hs., en el Scholem [Aleijem]: Serrano 341. Agnón tuvo una camada de 2012 a 2015 de la cual salió una promoción de 20 alumnos que ya están trabajando en instituciones. Después no se sostuvo y ahora lo estamos relanzando con un plan nuevo.
P- ¿Cómo son los inscriptos?
SF- Tuvimos una reunión abierta con interesados, en noviembre. A partir de ahí se empezó a generar la inscripción y desde la semana que viene tendremos entrevistas individuales para conocer su historia y contarles cómo va a ser la propuesta. Antes de comenzar las clases vamos a tener 15 días de ateneos para que inicien lentamente, como una inmersión variada en la carrera, trabajando distintas áreas -qué significa ser docente desde lo judaico- para ir metiéndolos en tema y largar la carrera a fines de marzo.
P- Esto está ocurriendo en un momento en que el Estado de Israel está poniendo mucho énfasis en la educación. ¿Cómo están viviendo este contexto?
LB- El vínculo de los profesorados de BAMÁ con el Estado de Israel es muy fuerte con respecto a su compromiso con los contenidos que se dictan sobre el mismo. Por otro lado, cuando suene esa campana lo que va a pasar tiene que ver con lo que entendamos que ocurra allí adentro, no solamente con respecto a la calidad educativa, sino en cuanto a la concepción en la Diáspora de lo que debe ser un moré: el compromiso, la pasión y la articulación entre las áreas curriculares. Que el docente del área oficial -Geografía, Matemática, Lengua…- que trabaje dentro de una escuela judía pueda conocer la cultura judía y la historia del pueblo. Con la habilitación de este nuevo profesorado podemos garantizar que haya morim que tengan formación judaica y trabajen en el área oficial. En este sentido estamos dotando de una población que imprime judaísmo a la escuela, no solamente en el área judaica. Cuando hablamos de transversalidad en los contenidos apuntamos a un docente del área oficial que también dé un contenido relacionado con el pueblo judío a la hora de dar Historia o con Israel a la hora de dar Geografía argentina.
EK- En una época en la cual los contenidos empiezan a transversalizarse, el pensar a lo judío fuera del concepto universal es medio estúpido. Vamos acercándonos a este nuevo paradigma que se ve a nivel educativo general.
LB- Desde este lugar consideramos que esta propuesta de tres profesorados articulados es justamente el ejemplo de lo que queremos que ocurra, en cascada, en la escuela en cada unidad educativa.
P- ¿Cuánto dura la cursada?
SF- Los profesorados Agnón duran cuatro años y Melamed, tres. A partir de primer año todos tienen prácticas de construcción de la tarea docente; o sea, los alumnos empiezan a ir a las escuelas a observar y hacer entrevistas, después pequeñas prácticas y en el último año, residencias.
P- ¿Esto tiene apoyo de Israel?
EK- No por el momento, lo que no quiere decir que no lo vayamos a buscar. Y tampoco tiene subvención estatal [argentina].
SF- Es una iniciativa comunitaria porque el arancel que pagan los alumnos no alcanza [para cubrir los costos].