Inicio MEDIO ORIENTE Times of Israel. Análisis | ¿Disuadirá la operación de los beepers a Hezbollah e Irán, y está Israel preparado para la guerra en caso contrario?

Times of Israel. Análisis | ¿Disuadirá la operación de los beepers a Hezbollah e Irán, y está Israel preparado para la guerra en caso contrario?

Por M S
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Itongadol.- (David Horovitz -Times of Israel) La detonación el martes de miles de localizadores de Hezbollah en todo el Líbano y en Siria fue una espectacular hazaña de inteligencia, tecnología y ejecución, el más marcado contraste con los abyectos fracasos que permitieron a Hamás llevar a cabo su invasión del 7 de octubre, asesinatos en masa, violaciones y secuestros.

La operación de los beepers explosivos -de la que se informó ampliamente que fue llevada a cabo por Israel, aunque no se reconoce aquí como tal- había sido aparentemente concebida para servir en un futuro próximo como salva inicial de una gran ofensiva terrestre para reducir y disuadir a Hezbollah.

Esto, a su vez, tendría como objetivo crear las condiciones para el restablecimiento de la seguridad en el norte y el regreso de las decenas de miles de israelíes que fueron obligados a abandonar sus hogares durante casi un año.

En tal escenario, el impacto de la vasta y coordinada oleada de explosiones podría haber sido extraordinariamente significativo, no sólo al dejar directamente fuera de combate a una parte de los terroristas de Hezbollah, sino también al complicar ampliamente las comunicaciones y la logística dentro del mayor y más potente ejército terrorista del mundo en el momento de la verdad.

En medio de un dilema del tipo »ahora o nunca», en el que algunos miembros de Hezbollah sospechaban que sus nuevos localizadores eran caballos de Troya, se tomó la decisión de detonar los dispositivos, pero no, evidentemente, como primer acto de una guerra total.

Ya en diciembre, el ministro de Defensa Yoav Gallant advirtió de que Israel estaba »siendo atacado desde siete escenarios diferentes»: Gaza, Líbano, Siria, Cisjordania, Irak, Yemen e Irán.

Los últimos días dejaron en claro este punto: el aumento vertiginoso de la fricción en el norte, los continuos combates y pérdidas en Gaza, el aumento de los despliegues de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) para hacer frente al terror en Cisjordania, los ataques con cohetes y drones por parte de los Hutíes y las milicias proiraníes en Yemen e Irak, respectivamente, y los ayatolás moviendo los hilos.

A finales del mes pasado, Gallant dijo a sus colegas ministros del gabinete que Israel se encontraba ahora en una »encrucijada estratégica», con una ruta que conduce a un acuerdo de alto el fuego con rehenes en Gaza, una posible calma en el norte, y un posible camino hacia una alianza regional reforzada, incluso con los saudíes, contra el eje del mal de Irán.

En el otro extremo, advirtió, el Estado judío podría verse cada vez más implicado en la Franja, las esperanzas de recuperar a los rehenes se desvanecerían y se produciría una escalada en el norte, con las IDF desbordadas.

En el momento de escribir estas líneas, incluso después del dramático golpe práctico y psicológico asestado el martes a Hezbollah, sigue siendo concebible que las cosas vayan en cualquier dirección.

El acuerdo de alto el fuego con rehenes retrocedió, pero los estadounidenses, al menos, no se rindieron. Israel no aprovechó esas primeras horas de conmoción y confusión de Hezbollah para enviar fuerzas terrestres al Líbano para hacer frente a las fuerzas de Radwan de Hassan Nasrallah. Tampoco lanzó ataques aéreos para intentar desactivar los misiles pesados y guiados de precisión más potentes de Hezbollah.

El grupo terrorista libanés prometió devolver el golpe a Israel, pero, por supuesto, lleva once meses golpeando al Estado judío, ampliando sus ataques con cohetes, lanzando aviones no tripulados contra bases en el centro de Israel e incluso, según podemos saber ahora, intentando asesinar al ex jefe del Estado Mayor y ministro de Defensa Moshe Ya’alon. Sin duda, está tramando sus últimos planes de ataque en estos momentos.

Una cuestión importante es saber si Nasrallah, y más pertinentemente los iraníes que le suministran misiles y financiación, están preparados para iniciar una guerra total, o si la humillación de los beepers los hará reflexionar mientras se preguntan qué más puede tener Israel en la manga.

Otra cuestión es si Israel está todo lo preparado que necesita para un conflicto que podría agravarse drásticamente en cualquier momento y empequeñecer incluso las hostilidades de los últimos once meses.

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