Itongadol.- En la mañana del sábado 18 de enero del corriente año, un agresor desconocido asesinó a tres jueves del Tribunal Superior de Irán, e hirieron a otro y a su custodio, logró ultimar a todos dos en su oficina y se suicidó.
El atentado fue perpetrado aparentemente por una persona que trabajaba en el lugar, disparó contra los jueces con un arma modelo «Colt» por razones aun no esclarecidas.
Al parecer el incidente dejó impactados a los dirigentes del régimen iraní, ya que pocas horas después el presidente de ese país, Massoud Pezhkezian, celebró una reunión de urgencia e instó a las autoridades judiciales y de Seguridad a investigar exhaustivamente el hecho, dar con los responsables y adoptar medidas necesarias lo antes posible.
De hecho, varios empleados del Ministerio de Justicia y Tribunales de Irán fueron arrestados inmediatamente.
También el líder espiritual del régimen iraní, el ayatolá Khamenei, se apresuró a hablar sobre el incidente elogiando a los jueces asesinados Ali Razini y Mohammad Muqayyeh, e incluso llevó adelante una ceremonia.

Según reportes, Khamenei vistió un chaleco antibalas por temor a un atentado contra su vida.
Los dos jueces son conocidos en el país por su dureza en las penas, señalan medios opositores.
Cada uno de ellos impuso personalmente largas penas de prisión y numerosas sentencias de muerte a opositores al régimen y participantes de las protestas en Irán desde las purgas y los juicios-espectáculo de 1988, cuando más de cuatro mil prisioneros en Irán fueron condenados a muerte.
Muqayyeh es conocido por su particular crueldad desde que se desempeñó como fiscal adjunto en la famosa prisión de Evin.
Según rumores, ambos jueces también se ocupaban de casos financieros y eran sospechosos de aceptar sobornos.
Sobre esto se expresó la premio Nobel de la Paz Shirin Abadi quien dijo: «Su asesinato es el resultado de la opresión del sistema legal: quien siembra vientos, cosechará tormenta».
El 25 de enero, las autoridades legales de Irán anunciaron que el asesino no sufría dificultades financieras y negaron la afirmación del hijo de uno de los jueces (Muqayyeh) de que su padre había recaudado dos veces dinero de los jueces para financiar la cirugía médica del atacante.
La publicación Mizan Online también señaló que el asesino trabajaba como vendedor de té, actuó solo pero sin un motivo personal contra los jueces (sin más detalles).