Itongadol.- La diáspora del Líbano, estimada en casi tres veces el tamaño de la población del pequeño país de cinco millones, comenzó a moverse para brindar asistencia luego de la explosión masiva que arrasó la capital Beirut.
Los expatriados libaneses se apresuraron a enviar dinero a sus seres queridos que perdieron sus hogares o resultaron heridos en la explosión del martes que ya mató al menos a 135 personas, mientras que otros trabajan para crear fondos especiales para abordar la tragedia.
“Hablé por teléfono toda la mañana con nuestros socios con el fin de armar una alianza para un fondo de emergencia a la luz de la explosión”, dijo George Akiki, cofundador y director ejecutivo de LebNet, una organización sin fines de lucro con sede en el Silicon Valley de California que ayuda a profesionales libaneses en los Estados Unidos y Canadá.
“Todos, tanto libaneses como no libaneses, quieren ayudar”, añadió.
Akiki dijo que su grupo, junto con otras organizaciones como SEAL y Life Lebanon, establecieron Beirut Emergency Fund 2020, que recaudará el dinero que tanto necesita y lo canalizará a organizaciones seguras y de buena reputación en el Líbano.
Muchos expatriados libaneses, que casi todos tienen seres queridos o amigos afectados por el desastre, también están ayudando individualmente o iniciaron eventos para recaudar fondos en línea.
“Como primer paso, mi esposa Hala y yo igualaremos al menos 10 mil dólares en donaciones y luego brindaremos más ayuda para la reconstrucción y otros proyectos”, dijo Habib Haddad, un emprendedor tecnológico y miembro de LebNet con sede en Boston, Massachusetts, a la Agencia de noticias AFP.
En este marco añadió que “muchos compatriotas están haciendo lo mismo, canalizando su dolor y enojo para ayudar a su patria golpeada”, que ya “antes de la explosión se estaba recuperando de una profunda crisis económica y política que ha dejado a más de la mitad de la población viviendo en la pobreza”.
“Piden a los emigrantes libaneses de todo el mundo que traten de ayudar”, dijo Maroun Daccache, propietario de un restaurante libanés en Sao Paulo, Brasil, un país que tiene aproximadamente siete millones de descendientes de libaneses.