Itongadol/AJN.- El éxito israelí para lograr bajar la inflación, que en 1984 rondaba el 500% anual, se encuentra muy presente en estos días en el establishment político argentino, luego de que el INDEC diera a conocer que en julio fue del 7,4%.
En su programa en La Nación+, el periodista Jonatan Viale difundió ayer un fragmento del documental de Netflix “El Nobel que no dejó de soñar”, sobre los desafíos de Shimon Peres tras su asunción como primer ministro de un gobierno de coalición en Israel, en septiembre de 1984.
“Peres reunió a un equipo de estudiosos y economistas que diseñó un plan que implicaba fuertes recortes en todos los sectores de la sociedad. ‘Llamé a una sesión de gabinete que duró 36 horas. Y recorté a todos. Recorté 500 millones de dólares a Defensa. Fue el recorte más grande en la historia de Israel. Luego recorté en Educación. El ministro de Educación era mi mejor amigo. Fue el fin de la amistad. Todos los ministros aceptaron los recortes de otros ministerios. Ninguno aceptó recortar su propio ministerio. Pero les dije: señores, lo aceptan o los despido. En 36 horas, a quien pestañaba, le recortaba su presupuesto. Me criticaron de todos lados. Pero, para mi gran sorpresa, cuanto más duro era, cuánto más insistente me volvía, notaba que había un cambio en la opinión pública. Día a día, mis encuestan subían, contra todo pronóstico. En seis semanas, la inflación comenzó a bajar’”, explica Peres en el fragmento del documental.
“La inflación de Israel bajó de casi 500% al año a 16%. El índice de aprobación de Peres superaba el 70%, el más alto jamás registrado. Debía cambiar de puesto en octubre de 1986 con el viceprimer ministro Shamir. Y había algunas personas que intentaban influenciarlo para romper la rotación”, destaca el documental.
Sin embargo, Peres dijo: “Caballeros, di mi palabra. No voy a cambiarla. Sabía, por experiencia y demás, que si no cumples tus promesas nunca serás un líder”.
Por su parte, el flamante ministro de Economía argentino, Sergio Massa, tiene ese mismo fragmento de video en su celular y en estos días suele recomendárselo a quienes lo visitan en el quinto piso del Palacio de Hacienda.
El fragmento del video que lleva consigo Massa también explica que en los ‘80, el equipo liderado por Michael Bruno puso en marcha el “Programa de Económico de Estabilización” en el Israel de Shimon Peres. Contempló una drástica reducción de subsidios, una devaluación de 20% del Shekel y un congelamiento temporario -y en rangos- de precios. Además, salarios que, tras un acuerdo con la Histadrut (la CGT israelí) se desacoplaron de la inflación. La tasa de interés subió bruscamente y se fijó de un tipo de cambio. Se prohibió además que el Banco Central asistiera al Tesoro. Luego vino un feroz ajuste del gasto. En 1985, Peres firmó un tratado de libre comercio con EE.UU. Tras esos primeros pasos hacia la estabilización hubo profundas reformas estructurales.
Se trata de un modelo que conoce muy bien, además de Massa, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “Israel nos demuestra que para bajar la inflación es necesario un plan apoyado por una gran coalición”, dijo tiempo atrás el intendente porteño en Tel Aviv sobre el plan con elementos ortodoxos y heterodoxos de los ‘80. “La Argentina requiere este tipo de acuerdos para encarar grandes transformaciones”, agregó uno de los potenciales candidatos de Juntos por el Cambio en 2023.
Asimismo, Manuel Trajtemberg, economista argentino-israelí, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, habló durante una entrevista llevada a cabo por Pablo Rossi de Radio Rivadavia, en la que aseguró que la razón de la inflación se encuentra en el Gobierno y explicó de qué manera puede frenarse.
“Lo que hay que entender es que el proceso inflacionario es el resultado de la conducta no responsable del Gobierno. La inflación no la causa el sector privado, la causa el déficit prolongado del presupuesto gubernamental, una política monetaria que influye para mal. Respecto a la causa, está en el Gobierno, lo que significa que el problema en última instancia es un problema político, porque se lo puede frenar, pero para frenarlo hace falta una determinación política que no es fácil”, explicó Trajtemberg.
“No hay forma de frenar de manera gradual una hiperinflación, hay que pegar un shock grande. Pero después de ese shock hay que seguir un proceso constante de introducir mecanismos que logren contener la tendencia de todo gobierno de hacer déficit altos, hay que poner reformas económicas que faciliten una transición de una inflación alta a una inflación baja. El caso de Israel se lo puede estudiar, hubo un acto en julio de 1985 que fue el gran shock, pero de ahí en adelante ha habido un proceso gradual de poner en su lugar todas esas tareas que llevó años y continuamente hay que aplicar reformas”, agregó.