Inicio ISRAEL Opinión | Más grande que Gaza: la guerra de Israel con Hamás es una guerra contra Irán

Opinión | Más grande que Gaza: la guerra de Israel con Hamás es una guerra contra Irán

Por Iton Gadol
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Por Boaz Ganor*

El Estado de Israel está en guerra con Irán. Esta no es otra ronda (de combates) con Hamás en Gaza, sino una guerra auténtica con la República Islámica de Irán, que está tratando de impedir a toda costa la normalización de los vínculos entre Israel y Arabia Saudita. No debemos subestimar las capacidades de la organización terrorista Hamás; es un ejército iraní-palestino altamente calificado, construido y entrenado por los iraníes a lo largo de los años posteriores a la retirada de Israel de la Franja de Gaza. Irán ha invertido cientos de millones de dólares en este esfuerzo cada año. Los iraníes han proporcionado a Hamás armas e instructores para entrenar a su ejército, replicando el modus operandi que utilizaron en el establecimiento de un ejército separado en el Líbano-Hezbollah.

El Estado de Israel ha sufrido un duro golpe. Nos tomaron por sorpresa, exactamente 50 años después del ataque sorpresa de la Guerra de Yom Kipur. Una vez más, nos encontramos tambaleándonos por las consecuencias de un fallo operativo de inteligencia. En aquel entonces, la concepción predominante era que los egipcios no estaban interesados en la guerra y no podían traspasar la línea Bar-Lev a lo largo del Canal de Suez.

Esta vez, funcionarios de seguridad de alto rango afirmaron que Hamás estaba disuadido y poco dispuesto a una escalada, y que las sofisticadas medidas tecnológicas a lo largo de la frontera con Gaza impedirían que los terroristas se infiltraran en territorio israelí. Durante meses, hemos estado escuchando al jefe de la Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), al actual ministro del gabinete y ex jefe de personal de las FDI, Gadi Eisenkot, y a otros altos funcionarios advertir que el Estado de Israel se encuentra en una situación de seguridad extremadamente vulnerable.

Advirtieron que nuestros adversarios son muy conscientes de nuestras debilidades y simplemente estaban esperando el momento oportuno para atacar. Incluso el ministro de Defensa planteó estas preocupaciones y la respuesta fue su despido. Sus palabras cayeron en oídos sordos. Incluso algunos altos miembros del establishment de seguridad desestimaron las amenazas y los escenarios de guerra en múltiples escenarios que se les presentaron, mostrando la misma presunción y arrogancia que prevalecían en 1973.

Como en la Guerra de Yom Kipur, esta vez también nos tomó por sorpresa. Hamás creó estratégicamente una falsa sensación de calma antes de lanzar su ataque. Y al igual que en 1973, Hamás decidió atacar en shabat y en una festividad judía, sabiendo que muchos soldados estarían de licencia. Sin embargo, aunque durante la Guerra de Yom Kippur nuestro ejército sufrió numerosas bajas, con miles de muertos o heridos y cientos de prisioneros, el frente interno permaneció fuera de la zona de combate.

Esta vez, la mayoría de las víctimas y cautivos son civiles inocentes. Madres, padres, abuelos, niños, bebés y jóvenes asistentes a una fiesta fueron masacrados o llevados cautivos. En la guerra de Yom Kipur, los sirios y los egipcios no atacaron comunidades y ciudades civiles, pero esta vez fueron el objetivo de Hamás.

Pero una verdad fundamental no ha cambiado desde la creación del Estado de Israel hasta el día de hoy. Siempre hemos entendido que necesitamos proteger nuestro hogar y que si no lo hacemos, no estaremos protegidos como nación. Mientras los palestinos y los árabes luchan por territorios e intereses, nosotros luchamos por nuestra existencia misma, por nuestra supervivencia.

Éste también ha sido el secreto del éxito de Israel desde el día de su fundación: en una guerra por la existencia, no tenemos otra opción que la victoria. Y así, como antes, saldremos triunfantes, independientemente de si Hezbollah se involucra o no.

En cualquier caso, los principales perdedores serán los palestinos, y si se suma Hezbollah, también los libaneses. Irán está dispuesto a sacrificar la última gota de sangre palestina y libanesa en su celo por luchar contra Israel. Aunque el Estado de Israel está soportando un golpe sin precedentes, cuando todo se calme, los palestinos enfrentarán una respuesta de una magnitud que nunca antes habían enfrentado. El mismo destino les espera a los libaneses si Hezbollah opta por entrar en la contienda.

Hoy los palestinos celebran el asesinato de niños, mujeres y otros civiles israelíes inocentes, pero no se alegrarán por mucho tiempo. Sus vidas en Gaza, que ya eran difíciles, ahora se volverán insoportables durante muchos años más. A lo largo del último siglo, los palestinos se han provocado continuamente el desastre, sirviendo a otros amos y pagando un alto precio por ello.

Por encima de todo, el precio más alto que deben pagar los palestinos es haber masacrado, con sus propias manos, cualquier posibilidad de paz en las próximas décadas. Ninguna nación amante de la vida podría confiar en asesinos tan bárbaros, y mucho menos asumir los riesgos que implica la paz.

Que el recuerdo de nuestros caídos sea de bendición. Enterradas con ellos están las perspectivas de paz en nuestro tiempo.

*Presidente de la Universidad Reichman.

Fuente: Jerusalem Post – Traducción: AJN

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