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Libro de los nombres de Yad Vashem: el deber de conectarse y recordar a las víctimas del Holocausto

Por Gustavo Beron
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Itongadol.- Nakhman Skariton. Arie Skariton.

Estos dos nombres, dos hermanos asesinados durante el Holocausto, se conocen hoy gracias a dos Páginas de Testimonio entregadas a Yad Vashem, el Centro Mundial para el Recuerdo del Holocausto en Jerusalem, por su hermana, Dina Elkis, superviviente de la Shoah. Por el testimonio de Elkis sabemos también que nacieron en Zhashkiv, Ucrania, y que en junio de 1942, tras ser conducidos a una fosa en Warkowice, Polonia, murieron fusilados por los nazis alemanes.

Éstos son sólo dos de los 2,7 millones de Páginas de Testimonio registradas en Yad Vashem que se han recopilado minuciosamente a lo largo de las últimas siete décadas. Además de éstas, Yad Vashem ha reunido y revisado meticulosamente millones de documentos y registros históricos que revelan otros 2,1 millones de nombres de judíos brutalmente asesinados durante la Shoah por la Alemania nazi y sus colaboradores.

Estos dos jóvenes que fueron fusilados a sangre fría en la flor de la vida son especialmente significativos para mí porque eran mis tíos abuelos. Nakhman y Arie Skariton eran hermanos de mi abuela. Son personas de las que crecí oyendo hablar pero a las que nunca conocí porque fueron los pocos miembros de mi familia que se quedaron en Europa tras la llegada de los nazis al poder.

Estos son los nombres que, como dicta la tradición judía, se han incorporado desde entonces a casi todas las ramas de mi árbol genealógico, ya sea como nombre o como segundo nombre. Para mí, estos nombres están asociados con el dolor, la pérdida y la tristeza, y sirven como recordatorio de los millones de judíos que sufrieron destinos terribles similares. Todos estos nombres merecen ser recordados.

El nombre de la estimada institución que tengo el honor de dirigir, Yad Vashem, significa literalmente «un memorial y un nombre» en inglés. Desde su creación en 1953, Yad Vashem ha reunido 4.800.000 nombres de hombres, mujeres y niños judíos asesinados durante la Shoah, creando el registro más completo del mundo de víctimas del Holocausto.

La Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoah, accesible en línea en el sitio web de Yad Vashem (en seis idiomas), se ha transformado en una nueva exposición que ahora forma parte de la muestra permanente de Yad Vashem en el Monte del Recuerdo de Jerusalem.

El Libro de Nombres de las Víctimas del Holocausto es la mayor manifestación física de recuerdo de este tipo. El Libro de Nombres, que se inauguró esta semana en Yad Vashem en presencia del Presidente de Israel, Isaac Herzog, el Presidente del Consejo de Yad Vashem, Rabino Israel Meir Lau, y yo mismo, contiene las fechas de nacimiento, las ciudades natales y las circunstancias y lugares de fallecimiento de las respectivas víctimas, cuando se conocen.

Los visitantes del Monte del Recuerdo pueden ahora tocar físicamente esos nombres y buscar en ellos los registros de familiares y amigos, o simplemente ponerse en contacto con sus hermanos y hermanas judíos a los que nunca conocieron pero cuya pérdida siguen llorando.

El pasado mes de junio visité el infame campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde más de un millón de hombres, mujeres y niños judíos murieron gaseados, hambrientos, fusilados y apaleados. Allí pude hojear las páginas de la versión anterior del Libro de los Nombres (que contenía 4,3 millones de nombres), expuesta en la exposición permanente «Shoah» de Yad Vashem, en el bloque 27 del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, y conectar físicamente con la memoria de mis queridos familiares fallecidos.

EL NUEVO Libro de los Nombres, que ahora se encuentra en Yad Vashem, se expuso por primera vez hace dos meses en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, como parte de las actividades conmemorativas del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto de este año, sancionado por las Naciones Unidas, que se celebra cada año el 27 de enero, aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau. Allí, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y yo tuvimos la humildad de presentar esta exposición única a diplomáticos y creadores de opinión de todo el mundo.

La historia nunca se repite exactamente, pero los fenómenos del antisemitismo extremo y otros odios raciales, la violencia agresiva y las dictaduras corruptas son recurrentes. Para combatirlos y superarlos, podemos, y debemos, aprender de la Shoah. Y empezamos por recordar fiel y exactamente a sus víctimas. Por eso existe ahora el Libro de los Nombres.

Cada judío asesinado durante el Holocausto tenía un nombre, un rostro y una historia de vida única. No eran víctimas anónimas, como los alemanes nazis querían que las viéramos. Setenta años después, nuestro deber sigue siendo buscar en todos los archivos, rastrear todas las fuentes de documentación y remover todas las piedras para recuperar hasta el último nombre que pueda rescatarse del olvido. La exposición El Libro de los Nombres viene a restituir en blanco y negro la identidad de aquellos judíos asesinados, y a permitir que el mundo se dé cuenta de que no eran sólo víctimas, sino también seres humanos, como usted y como yo.

Nunca podremos recuperar la pérdida de los seis millones, pero podemos y debemos hacer todo lo posible para intentar restaurar los nombres de las personas, junto con sus valores, sus aspiraciones y sus logros.

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