Inicio ISRAEL Israel. Opinión. Netanyahu y la oposición son petulantes e infantiles en la batalla del Parlamento

Israel. Opinión. Netanyahu y la oposición son petulantes e infantiles en la batalla del Parlamento

Por M S
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Itongadol.- La siempre contundente diputada del Likud, Miri Regev, causó malestar en muchos círculos el mes pasado cuando salió a la luz una grabación de los comentarios que hizo en una reunión de su partido en en la que discutía por qué el Likud debía votar en contra de un proyecto de ley de la coalición para proporcionar becas a los soldados licenciados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

«Decidimos ser una oposición combativa y hacer caer al gobierno», dijo. «Así que no debería haber dolores de estómago por los soldados, las mujeres maltratadas o las víctimas de violaciones, porque todo el mundo entiende la razón de ser».

El razonamiento, en el mundo según Regev, es que los fines políticos -derribar el gobierno- justifican los medios. Este razonamiento justifica la voluntad de votar en contra de proyectos de ley para proporcionar becas a los soldados, o de medidas para ayudar a las esposas maltratadas o a las víctimas de violaciones, si eso perjudica al gobierno.

Es este razonamiento el que llevó a la oposición el año pasado a votar en contra de la prórroga automática de la Ley de Reunificación Familiar, que impide que los palestinos que se casan con israelíes árabes adquieran la ciudadanía israelí, algo que tardó meses en rectificarse.

Y supuso votar el lunes por la noche en contra de la aprobación de una directiva, renovada cada cinco años automáticamente desde 1967, para dar a Israel jurisdicción legal sobre casi 500.000 ciudadanos israelíes que viven en Judea y Samaria.

¿Cómo pudieron los partidarios de los asentamientos, como el Likud y el partido Sionista Religioso, votar en contra de esta medida, que fue derrotada, uniéndose así a la Lista Conjunta árabe y a dos legisladores de la coalición árabe, para quienes todo asentamiento es un anatema? ¿Cómo es posible que no prorroguen una directiva que, si no se aprueba antes de finales de junio, creará estragos para todos los judíos que viven más allá de la Línea Verde?

Sencillo, porque votar en contra de la ampliación deja en evidencia a la coalición y demuestra que ni siquiera puede aprobar medidas básicas de las que hasta ahora la mayoría de la gente ni siquiera había oído hablar, y que se consideraban automáticas.

En otras palabras, Regev, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu y el resto de los diputados del Likud votaron el martes por la noche en contra de lo que creen, y de algo que va en contra de los intereses de una buena parte de su electorado para obtener beneficios políticos. En otras palabras, si la coalición propusiera al mediodía una legislación declarando que es de día, la oposición votaría en contra y diría que es de noche.

Eso no es servir al público, es simplemente ser petulante e infatil.

Durante demasiado tiempo se aceptó como un axioma que el objetivo de la oposición es hacer caer al gobierno. Derribar al gobierno puede ser uno de los trabajos de la oposición, pero no es su única tarea.

El trabajo de los diputados de la oposición, como el de los de la coalición, es hacer lo que es bueno para el país, servir al público. Están mostrando un abandono de ese deber cuando votan en contra de algo en lo que creen simplemente para obtener beneficios políticos y quizás acelerar la caída del gobierno.

Esta política de votar en contra del gobierno pase lo que pase, independientemente de la cuestión o de lo valiosa que sea la causa, es también cortoplacista.

Es muy probable que en un futuro no muy lejano, el Likud y la derecha vuelvan al poder, pero si la historia sirve de indicador, probablemente no con una gran mayoría. En ese caso, también necesitarán la cooperación de los diputados de la oposición para que se aprueben varias leyes. ¿Cuáles son las posibilidades de que esto ocurra, ya que en este país se está arraigando una cultura política de cero compromisos, voto tras voto?

Esto no es en absoluto un hecho exclusivamente israelí. Es un hecho cada vez más frecuente en la política europea, y es la causa del actual estancamiento en Washington, donde muchas votaciones clave siguen estrictamente las líneas de los partidos.

Pero esto no fue siempre la norma en Israel. Si en un pasado bastante reciente la coalición necesitaba los votos de la oposición para conseguir la aprobación de una medida, se llegaba a compromisos para hacerla posible.

Esto rara vez ocurre en el tóxico entorno político actual, en el que transigir con el otro bando se asemeja a vender el alma al diablo, y se considera una falta de compromiso con el objetivo final: hacer caer al gobierno.

Pero ese no es el objetivo final. El objetivo final es promulgar medidas que sirvan a los ciudadanos. La oposición, obsesionada con querer derribar al primer ministro Naftali Bennett, está perdiendo de vista eso.

Editorial publicada por The Jerusalem Post.

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