Itongadol.- A medida que se escrutan los votos de las elecciones a la Knesset (Parlamento), todos los indicios apuntan a una rotunda victoria del líder de la oposición y ex primer ministro, Benjamín Netanyahu, y de su bloque de partidos de derecha, extrema derecha y religiosos, un resultado que pondría fin a una crisis política que generó que se celebraban cinco elecciones generales en menos de cuatro años.
Con alrededor del 87,6% de los votos escrutados, se preveía que el bloque de partidos leales a Netanyahu obtendría 65 escaños en la Knesset de 120 plazas, una cómoda mayoría.
Se esperaba que las cifras cambiaran, ya que los funcionarios todavía tenían que empezar a contar los llamados votos de doble sobre emitidos por los miembros de las fuerzas de seguridad, los presos, los discapacitados, los diplomáticos que prestan servicio en el extranjero y otros, pero no se consideraba probable un cambio significativo en el equilibrio entre el bloque de Netanyahu y sus oponentes.

El líder del Likud, Benjamin Netanyahu, se dirige a sus partidarios en la sede de campaña del partido en Jerusalem a primera hora del 2 de noviembre de 2022, con su esposa Sara a su lado. (AP Photo/Tsafrir Abayov).
La coalición que se perfila como la próxima de Israel está formada por el partido Likud de Netanyahu, los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y el partido de extrema derecha Sionismo Religioso, dirigido por Bezalel Smotrich, que incluye la facción Otzma Yehudit del extremista Itamar Ben Gvir.
Ben Gvir es considerado la revelación de las elecciones, ya que pasó de liderar un partido marginal a convertirse en un líder popular en un partido que representa alrededor del 10% de los votantes israelíes.
Si los resultados no cambian significativamente, se trataría de un sorprendente regreso de Netanyahu, actualmente procesado en tres casos de corrupción, poniendo fin al estancamiento político que arrastró a Israel a cinco elecciones en tres años y medio.
Pero los críticos advierten que también podría entregar el poder a ultranacionalistas como Ben Gvir y su socio político Bezalal Smotrich, que podrían despojar de derechos a los ciudadanos árabes, desafiar al Tribunal Supremo y aprobar leyes que acaben con los problemas legales de Netanyahu, y aumentar las divisiones sociales.

El primer ministro de Israel y jefe del partido Yesh Atid, Yair Lapid, se dirige a sus partidarios en la sede de la campaña en Tel Aviv a primera hora del 2 de noviembre de 2022, tras el fin de la votación para las elecciones nacionales. (JACK GUEZ / AFP).
El factor crítico restante era la suerte del partido de izquierda Meretz y del partido árabe de línea dura Balad, que apenas rondaban el umbral electoral mínimo del 3,25%. Se preveía que Meretz obtuviera un 3,19%, mientras que Balad estaba en el 3,01%, lo que significa que, tal como están las cosas, ambos partidos no estarán en la próxima Knesset.
El único escenario que podría frustrar la mayoría del bloque de Netanyahu es si tanto Meretz como Balad terminan por encima del umbral y si su compañero de la izquierda, el Partido Laborista – actualmente con un 3,57% – no cae por debajo.
Los medios de comunicación israelíes informaron de que el partido Yesh Atid del primer ministro Yair Lapid ya se estaba preparando para una posible transición de poder, y que Lapid tenía la intención de llamar por teléfono a Netanyahu en cuanto se publicaran los resultados definitivos, lo que podría tardar varios días.
Fuente: Times of Israel.