Itongadol.- En el día más sagrado del judaísmo, Iom Kipur, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, lamentó que no se ha hecho lo suficiente para contener la pandemia del COVID-19 e hizo un llamado a los judíos de todo el mundo a encender velas para 1.450 víctimas israelíes que ya provocó el coronavirus mientras ora para que Dios les dé a los líderes israelíes “comprensión y fuerza”.
“Recordemos a esos pioneros y fundadores, sobrevivientes del Holocausto, inmigrantes veteranos, luchadores y creadores, estudiantes de la Torá y adoradores del Señor, judíos y árabes, viejos y jóvenes”, transmitió el presidente, para deslizar en forma velada una crítica al gobierno por no hacer lo suficiente durante la crisis.
En ese contexto expresó que reza a “nuestro padre, nuestro rey” para que les dé a los líderes israelíes “la comprensión y la fuerza para llevarnos a la paz”. “Que las almas de nuestros hermanos y hermanas, las víctimas de la pandemia, estén atadas en el vínculo de la vida, y que digamos Amén”, añadió.
“La pandemia del coronavirus y sus víctimas me han hecho pensar en los que han perdido la vida, en el ángel invisible de la muerte que hace su terrible labor de quitarse vidas en salas de emergencia aisladas sin familias allí para separarse de ellas con un último toque, tomados de la mano, acariciando rostros”, manifestó Rivlin.
En tanto, el Ministerio de Salud informó que el número de pruebas se redujo significativamente durante el fin de semana, pero la tasa de contagio se mantuvo en un alarmante 14%; uno de cada 40 israelíes se infectó con el virus en algún momento, consignó el portal de noticias Ynet.
La tasa de infección por coronavirus en Israel se mantuvo excepcionalmente alta el domingo por la mañana, incluso cuando las pruebas cayeron drásticamente durante el fin de semana.
El Ministerio de Salud informó que el sábado los funcionarios médicos realizaron solo 46.390 pruebas, y 5.855, una de cada siete, dieron positivo. Las cifras sitúan la tasa de infección en un alarmante 14%.
El número de pacientes con COVID-19 en estado grave ha aumentado a 749, de los cuales 196 están siendo asistidos con respiradores. El número oficial de muertos ha subido a 1.450.
El número de pacientes activos actualmente enfermos con la enfermedad es de 68.788, lo que eleva el recuento de casos confirmados desde el inicio de la epidemia en Israel a 229.374.
El Centro Nacional de Información y Conocimiento del Coronavirus también dijo que el 33,6% de los recién diagnosticados tienen entre 0 y 19 años; el 31,4% tiene entre 39 y 20 años; un 23,5% tiene entre 59 y 40 años; 9,1% tiene entre 79 y 70 años y 1,7% tiene 80 años o más.
Los datos muestran que la tasa promedio de infección en todo el país se acerca al 2.5%. Israel tiene actualmente 9.246.000 residentes, de los cuales 229.148 han sido diagnosticados con COVID-19, lo que significa que una de cada 40 personas estuvo infectada en algún momento con el virus.
El campus de atención médica de Rambam, en la ciudad de Haifa, en el norte de Israel convirtió su estacionamiento subterráneo en una Unidad de Cuidados Intensivos para atender el aumento de casos de coronavirus.
El Centro Médico Rambam es un campus localizado en el barrio Bat Galim de Haifa, fue fundado en 1938, es el mayor centro médico del norte de Israel y el quinto más grande del Estado, que en los últimos días tuvo que demorar a algunos pacientes esperando durante horas en ambulancias.
En medio de este panorama, el primer ministro Benjamin Netanyahu hizo un llamado a la población para que se abstengan de asistir a las sinagogas en Iom Kipur y orara en pequeños grupos en espacios abiertos.
A todo esto, más de una docena de Yeshivás ultraortodoxas se han transformado en centros de atención para pacientes con COVID-19, después de graves brotes en las instituciones religiosas y en medio de temores de una mayor propagación de la enfermedad durante las fechas sagradas de Iom Kipur y Sucot.
Según el diario Haaretz, 14 escuelas se han convertido recientemente en hoteles por coronavirus.
Los estudiantes jasídicos fueron trasladados a dos instalaciones, en Tel Aviv y Jerusalem, lo que provocó la ira entre algunos residentes de Tel Aviv, que afirmaron que la conversión de la yeshivá en un hotel para el coronavirus no se coordinó con la policía o las autoridades locales.