Itongadol.- Arqueólogos israelíes descubrieron un profundo foso excavado en la roca de 1.000 años de antigüedad y una misteriosa huella de mano durante unas excavaciones realizadas cerca de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalem, según informó esta semana la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Los investigadores creen que sus hallazgos son elementos de las antiguas fortificaciones de Jerusalem.
«En el transcurso de las excavaciones quedó al descubierto parte de un profundo foso defensivo que rodeaba las murallas de la ciudad, probablemente del siglo X de nuestra era y posiblemente anterior. En un punto excavado en el muro del foso se descubrió la huella inexplicable de una mano tallada», dice el comunicado del IAA.
El foso se encuentra justo debajo de la calle principal Sultán Suleimán, adyacente a las murallas de la ciudad. Fue descubierto por el director de excavaciones del IAA, Zubair Adawi.
«La gente no sabe que esta concurrida calle está construida directamente sobre un enorme foso, un enorme canal excavado en la roca de al menos 10 m de ancho y entre 2 y 7 m de profundidad. El foso, que rodea toda la Ciudad Vieja, data de hace unos 1.000 años, del siglo X de nuestra era o antes, y su función era impedir que el enemigo que asediaba Jerusalem se acercara a las murallas e irrumpiera en la ciudad», explicó.
Los arqueólogos conocen los fosos por las fortificaciones y castillos europeos. Suelen estar llenos de agua, pero el de Jerusalem estaba seco. Según su anchura y profundidad, el foso se utilizaba como «obstáculo que frenaba al ejército atacante».
«Muchos soñaron y lucharon por Jerusalem, y las fortificaciones de la ciudad son un testimonio silencioso. Los hallazgos arqueológicos nos permiten visualizar los dramáticos acontecimientos y las convulsiones que sufrió la ciudad. Uno puede imaginarse realmente el tumulto y casi oler el humo de la batalla. Estamos desentrañando a diario la intensa historia militar de la ciudad, y haremos grandes esfuerzos para exponer los hallazgos al público en general», declaró Eli Escuzido, director del IAA.