“Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”, afirmó el famoso director, actor y guionista cinematográfico estadounidense quien sin dudarlo cumplió con su promesa ya que su trabajo marcó un hito en la historia de la pantalla grande.
Es hijo de Martin Konigsberg, quien trabajó en diversos empleos, como taxista y camarero, y la contable Nettea Konigsberg, ambos de creencias judías ortodoxas. Woody logró ingresar a la universidad, sin embargo no tardaría en abandonarla. “Yo fui expulsado del colegio por copiarme en el examen de metafísica; miré en el alma del muchacho que se sentaba al lado de mí”, bromeaba.
Ya desde muy joven se dedicó a vender chistes a famosos columnistas y cómicos profesionales como Ed Sullivan, Sid Caesar, Jack Paar o Pat Boone.
Además, escribió sketchs para clubes nocturnos, revistas de Broadway y programas de televisión, pero al ser tan amante de los estilos humorísticas de los Hermanos Marx o Bob Hope, Woody Allen logró crear una comicidad cercana a la de los clásicos Chaplin y Keaton con su propio sello característico por medio del sarcasmo sobre pautas de comportamiento de su país, el sexo, Dios, el amor, el judaísmo y la muerte, ya sea a través de la farsa, la comedia agridulce o el drama existencial.
Entre sus grandes éxitos se encuentran “Annie Hall”, “Match Point”, “Scoop”, “Vicky Cristina Barcelona” y “Medianoche en París”.