Por Hernán Dobry:
Ver casamientos judíos en series y películas argentinas e internacionales ya se ha tornado una costumbre, pero resulta más difícil de imaginar que una ceremonia de este tipo sea el acto central de la principal fiesta local que realiza anualmente un pueblo del suroeste de la comunidad de Galicia, en España.
Sin embargo, lo es. La celebración de esta boda (“A voda xudía”, en gallego) es el principal atractivo de la Fiesta de la Historia (“Festa da Istoria”) de la localidad de Ribadavia, de donde, además, proviene el apellido del primer presidente argentino Bernardino Rivadavia.
Esta recreación está a cargo de pobladores voluntarios, todos ellos católicos, y busca recuperar la memoria de lo que fuera un casamiento tradicional sefaradí en los tiempos previos a que la Inquisición terminara con la presencia judía en Galicia y en el resto de los reinos que actualmente conforman España.
La representación comienza en la casa de la novia, adonde su prometido se dirige a buscarla y, luego, juntos recorren las calles de Ribadavia bajo la jupá, todos vestidos con trajes de la época y acompañados por una orquesta y un coro medieval, que va entonando melodías en ladino a su paso.
El trayecto termina en la que sería la sinagoga, acondicionada especialmente al aire libre, en la entrada de la antigua iglesia de Santa María de Oliveira, en cuyos jardines se realiza la boda.
A medida que avanza la ceremonia, el rabino va explicándole a la audiencia (en su mayoría de los pueblos vecinos y de otras regiones de Galicia) el significado de cada una de las bendiciones que se pronuncian en hebreo y de los diferentes rituales que se van desarrollando.
El momento más emotivo es cuando el novio rompe la copa y pronuncia la frase del Salmo 137: “Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar”. Sin embargo, nadie del público grita el tradicional “mazal tov”, ya que los judíos, han desaparecido hace más de cinco siglos de esas tierras y ya nadie recuerda esas costumbres.
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Un acto de reconciliación
“A voda xudía” es el acto central de la “Festa da Istoria”, con la que Ribadavia recrea desde hace 34 años los mejores tiempos de la convivencia entre católicos y judíos en la España medieval y cuyas autoridades buscan que sea declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Este espíritu queda claro desde un primer momento en el desfile con el que se inician los dos días de celebraciones, que se realizan el último fin de semana de agosto, cuando el pregonero va anunciando el ingreso a la plaza principal del pueblo de los diferentes personajes que participarán en las recreaciones (reyes, grupos musicales, las obras de teatro, luchadores, etc.).
“Los judíos desde su propio barrio compartían la vida con los demás vecinos de esta villa, la capital de los reinos de Galicia. Judíos y cristianos conviviendo juntos, respetando sus tradiciones y creencias, como tiene que ser, en perfecta armonía”, explicó al anunciar la entrada de los actores que representarían horas después “A voda xudía”.
A “Festa da Istoria” ya era conocida en 1693, pero permaneció olvidada en el tiempo hasta que los pobladores de Ribadavia decidieron revivirla hace 34 años. Esto le permitió ser declarada de Interés Turístico Nacional y, también, convertirse en miembro de la Federación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas y de la Federación Europea de Fiestas Históricas.
Esta recreación del ambiente judío del medieval convoca cada año a más 30.000 visitantes, quienes en su mayoría visten con ropajes antiguos, rodeados de caballeros y titiriteros que se pasean por las calles y los maestros artesanos que ofrecen sus obras en el mercadillo, para intentar recrear el ambiente de aquella época.
Con esto, sus organizadores buscan recuperar las tradiciones ancestrales e históricas, que formaron parte de su historia y de la comarca, incluyendo los torneros medievales entre nobles y caballeros.
Una presencia lejana
Los judíos habían llegado a esta región atraídos por la comercialización del afamado vino Ribeiro y se asentaron allí durante siglos. Incluso, combatieron con tenacidad en la defensa de las murallas de Magdalena y Porta Nova cuando los ingleses, al mando del duque de Lancaster, intentaron invadir la ciudad.
Toda esta historia empezó a desaparecer tras la promulgación del edicto de Granada, en 1492, por parte de los Reyes Católicos. La mayoría de ellos eligió convertirse al cristianismo y algunos prefirieron escapar a Portugal, donde aún no eran perseguidos por su religión.
De esos tiempos, aún se conservan las casas que conformaban la judería, algunas de las cuales cuentan con maguen David, menorot y letras en hebreo esculpidas en sus fachadas, situadas en medio del entramado laberíntico en torno a la Plaza Mayor, la Porta Nova, la Praza da Magdalenala y la antigua Rúa de Xudería. Incluso, aún persisten pastelerías que elaboran dulces tradicionales con antiguas recetas sefaradíes.