Itongadol.- Los miembros de la Comunidad Judía Ortodoxa Autónoma de Hungría (MAOIH, por sus siglas en inglés), que gestiona la sinagoga de la calle Kazinczy de Budapest y varias otras instituciones, acusan al movimiento jasídico (un sector del judaísmo ortodoxo) Jabad Lubavitch de usurpar el control de su grupo -y de su financiación e inmuebles- con la ayuda del gobierno húngaro.
Tres tribunales religiosos dictaminaron que los cambios de dirección deben anularse o suspenderse, pero un tribunal laico se manifesto a favor de Jabad.
Los representantes de Jabad rechazaron en reiteradas oportunidades la acusación de absorción de la MAOIH. Además, desde el movimiento jasídico sostienen que el grupo sigue siendo independiente y que la dirección actual asumió su puesto legítimamente a través del proceso formal del MAOIH.
«Jabad no planeó ni planea ‘hacerse cargo’ de la MAOIH, sea lo que sea que eso signifique», afirmó la organización oficial de Jabad en Hungría en un comunicado.
Sin embargo, el ex presidente de la MAOIH, Róbert Deutsch, advirtió que los rabinos identificados con Jabad se aprovecharon del proceso como parte de una toma de poder deliberada.
Deutsch aseguró que al principio confió en ellos y les dio una oportunidad que finalmente aprovecharon para hacerse con el control.
»Me traicionaron. Asumo toda la responsabilidad por ser amigo de esta gente y confiar plenamente en ellos. Pero me entristece mucho darme cuenta de que no se puede confiar ni en la persona de aspecto más religioso. Les importa ganar lo máximo posible económicamente, aunque tengan que destruir una comunidad local. Y para mí eso es un gran mal», concluyó el ex presidente de la MAOIH.
La sinagoga de la calle Kazinczy en Budapest, Hungría, el 15 de octubre de 2021 (crédito: Rita Franca/NurPhoto vía Getty Images)
Recientemente, un grupo de judíos húngaros se organizó en una «especie de organización guerrillera», como dijo uno de sus miembros, para resistirse a la supuesta toma del poder.
La experiencia de un publicista estadounidense de origen judío
David Kelsey, un publicista de Nueva York, se perturbó al enterarse de una supuesta toma de control de la histórica congregación ortodoxa de Budapest, en parte debido a sus raíces judías húngaras. Por lo que, cuando visitó la ciudad el mes pasado, decidió investigar la situación por su cuenta.
Su sincronización fue inquietantemente impecable. La segunda mañana de su visita, después de escuchar a los miembros de la comunidad, los encontró reunidos ante las puertas cerradas de la histórica sinagoga de la calle Kazinczy, a los que la nueva dirección había prohibido la entrada.
Las fotografías que tomó en el lugar muestran a un anciano rezando sentado en un cesto de basura tirado en la calle, y el capó de un coche sirviendo como la mejor superficie disponible para dejar libros de oración y prendas rituales.
Kelsey señaló «que el digno anciano tuviera que utilizar el tacho de basura como silla me demostró lo degradado y repugnante que era todo».
«Era todo muy extraño y horrible. Sufrían mucho. Y tan tristes. Me enojé mucho», agregó el publicista.