Inicio Keren leyiedidut Entrevista a olim: “Estaré agradecido siempre con Keren Leyedidut, porque al ser Toshav Jozer era imposible pensar en volver sin ayuda”

Entrevista a olim: “Estaré agradecido siempre con Keren Leyedidut, porque al ser Toshav Jozer era imposible pensar en volver sin ayuda”

Por Iton Gadol
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Itongadol.- Daniel Alejandro Schwalb viajó a Israel hace poco más de un año junto a su esposa Marcela y sus hijos Matías y Nicolás. Si bien en Argentina tenía estabilidad laboral, quería darles un futuro mejor a sus hijos. En una entrevista con ItonGadol, contó cómo fue la experiencia de volver al Estado judío después de haber hecho aliá en el año 2002 y destacó lo fundamental que fue la ayuda del Keren Leyedidut.

–¿Cuándo hiciste aliá y por qué tomaste esa decisión?
–Hice aliá el 25 de mayo de 2021 y llegué a Israel el 27 de mayo de ese año. Con Marcela comenzamos a hablar mucho sobre el futuro de nuestros hijos, más allá de que en Argentina nos iba bien laboralmente, nos dimos cuenta que no le estábamos dando un buen futuro y calidad de vida. Empezamos a conversar la idea con los chicos y ahí fue cuando comenzamos a ver de qué manera podíamos armar todo para irnos. Fue así como, viendo mucho por Internet, conocí a Leo Naidorf de Keren Leyedidut y abrimos carpeta. Con mucha ansiedad esperamos su respuesta y así fue que llegó el día de viajar. Una vez llegado a Israel, nunca dudamos que este era nuestro lugar.
Nosotros habíamos hecho aliá en el 2002, siendo solteros, y nos conocimos en Israel. Por esas cosas de la vida, regresamos a Argentina, nos casamos, formamos nuestra familia y sentimos ahora que lo mejor era estar acá. El día que aterrizo el avión yo sentí que volvía a mi casa. Y desde ese momento así lo es.

–¿Cómo te acompañó el Keren Leyedidut, tanto antes como después de viajar?
–Keren Leyedidut fue muy importante en el proceso, porque te sentís muy acompañado, son un grupo de personas que te hacen sentir que no estás solo. Les estaré agradecido siempre a ellos porque al ser Toshav Jozer (ciudadano que retorna) era imposible pensar en volver todos sin ayuda.

–¿Cómo fue la adaptación para comenzar una nueva vida en Israel?
–Una vez que llegamos acá comenzó una etapa nueva. Al principio fuimos acompañados por nuestra familia que tenemos en Israel, tanto por parte mía como por parte de Marcela. Eso hizo todo más fácil. Después empezó la aventura de los trámites, el colegio de los chicos… una larga tarea. Buscar alquiler, etc. Hasta que en algún momento llegó el tema de buscar empleo. Por suerte teníamos ya una base. No era mucho, pero nos sirvió como para empezar. Ahí estaba la decisión de si buscar un trabajo acorde a esa etapa o ponerme de lleno a prueba, ya que no quería dejar de ser vendedor. Después de 2 semanas de ser chofer de una distribuidora, decidí que el camino no era otro que hablar hebreo, aunque cueste la máxima cantidad de horas por día, y logré con mucho esfuerzo conseguir trabajo en la cadena Traklin Jashmal que vende Electrodomésticos. Entré en una sucursal muy conocida con mucho movimiento de gente, donde desde el primer cliente me di cuenta que no me quedaba otra que estudiar 2 o 3 horas por día todo lo que vendíamos. Los primeros días solo sabía decir Mekarer, Mazgan, Tanur, me faltaban miles de artículos y partes técnicas de cada uno.
Los primeros días, no lo niego, quería meterme debajo del piso, porque no entendía qué necesitaban. Entonces me las arreglaba pidiéndoles una foto y enseguida iba para ese sector y trataba de ser amable. Fue así como aprendí y me di cuenta que la mayoría de las personas israelíes aman la simpatía nuestra, la música cuando hablamos, y empecé a vender muy bien.
Después, a los 5 meses, me pasé a otra cadena, BigElectric, y duré dos meses. Me di cuenta que ya podía vender y me puse otro objetivo. Conseguí un trabajo en una inmobiliaria, todo muy rápido. Con mucho esfuerzo, siempre mirando videos, aprendiendo, superando los temas culturales, pero sin poder quejarme.
En la inmobiliaria también tenía miedo por el tema del idioma, pero hice un curso de tres semanas para día a día ir superando el tema de las palabras técnicas.
Empecé hace tres semanas en la sucursal de Kiryat Bialik y estoy haciendo un gran esfuerzo, pero siempre con dignidad.
Me di cuenta que mi trabajo me gusta. Es muy competitivo, pero tengo muchos años de experiencia como vendedor, así que trato de ingeniármelas para decir lo que necesito con mis palabras, pero con seguridad. Total, todos se dan cuenta que soy nuevo, nos vende el acento, el vocabulario, así que lo hago con dignidad, sin miedo y sin vergüenza.

–¿Cómo es tu vida actualmente en Israel?
–Mi día actualmente es trabajar, ocuparme de las cosas de la casa con Marcela y de los chicos, que al principio no les es fácil adaptarse en los colegios en cuanto a conseguir amigos israelíes. Eso llegará con el tiempo. Pero tenemos una vida libre. Ellos van por todos lados, no tenemos miedo. Somos libres. Es raro a veces pensarlo, pero solo estando acá, tenemos miles de problemas menos que allá.
Obviamente tenemos los temas de la aliá, pero no somos de quejarnos. Como Toshav Jozer no recibís ayuda más allá del Keren Leyedidut. Lo supimos desde un comienzo y a eso vinimos. A lograr objetivos sin mirar mucho para los costados. Poniéndonos metas e intentando lograrlas más allá de los miedos que conlleva tomar decisiones de cambios laborales, etc.
Mi esposa Marcela desde el tercer mes trabaja en el mismo lugar. Es un local en el Shopping de Kiryat Bialik, en el cual se dedica a atender al público, vender, cobrar y al final de día cerrar la caja y el local. Está feliz de lograrlo. Fue todo un reto para ella y pudo. Y en cuánto a mis hijos, aprendieron mucho el idioma. Se arreglan solos, van y vienen tranquilos.

–¿Qué le dirías que alguien que está dudando en hacer aliá?
–Con respecto a la aliá, yo forme un grupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/1146399682505730
Allí conocí muchas personas, y me di cuenta que la aliá es muy diferente para cada uno. Depende de cómo vengas, a qué vengas, qué fortaleza tenés, cuanto le dedicás al idioma, con qué convicciones venís. Por eso yo a cada uno le digo cuando hablo, que lo más importante es estudiar hebreo. El resto es actitud, perder la vergüenza y largarse. No queda otra. A eso vinimos y hay que hacerle frente. Yo en este año tomé la decisión de intentar lo más que puedo, aprender lo más que puedo y recordar que nuestro objetivo era ver libres a nuestros hijos y rodeados de oportunidades. Eso nos deja tranquilos.
Yo soy de los convencidos que, con toda la ayuda que uno recibe para venir, solo tenemos que ser agradecidos, y ver lo positivo. En la aliá hay momentos difíciles, pero para eso está la familia. Nosotros vinimos conversando antes de partir, que teníamos que ser un equipo, que esto no iba a ser sencillo, pero juntos cada uno levantando al otro, estando atentos al otro y hacerse mucha compañía. Pero se puede.

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