Itongadol.- A 9 meses de la masacre de Hamás, Sandra Miasnik, prima de Shiri Bibas, que continúa secuestrada junto a sus hijos Ariel y Kfir en la Franja de Gaza, dialogó con ItonGadol sobre cómo fue el viaje que realizó a Israel de la mano de Keren Hayesod CUJA.
Sandra Miasnik destacó que se unió a otros familiares de secuestrados de origen argentino para promover que el tema no sea olvidado y siga vigente en la agenda nacional.
Respecto a las esperanzas de reencontrarse con su familia, manifestó: “Hamás es especialista en terror psicológico. Sabiendo que ya han dicho que había gente que estaba muerta, y que salió vivita y coleando, la gama de posibilidades es infinita. De mi familia no han podido mostrar pruebas de vida ni de muerte. Yo no puedo perder las esperanzas, porque de hecho, al día siguiente que volví a la Argentina, el ejército israelí rescató a cuatro rehenes, entre ellos a Noa Argamani”.
–El 7 de octubre te enteraste que tu familia era parte de la masacre de Hamás. ¿Cómo fue enterarte de eso y cómo fueron los primeros momentos?
-Muchos de nosotros en Argentina nos enteramos a la mañana del sábado 7, arrancando un fin de semana que prometía ser de estudio y recibiendo a través del Whatsapp familiar la foto de Shiri con las cabecitas pelirrojas de Ariel y Kfir siendo abrazados por su mamá. La verdad que en ese primer momento no la reconocí, habían pasado pocos meses del parto, en ese momento Kfir tenía nueve meses… entre la cara de pavor que ella tenía y su puerperio, y un poco seguramente por la negación del impacto de la noticia, no entendí que era ella.
-¿Cómo es es la relación familiar?
-Mi abuela materna y el abuelo paterno de Shiri eran hermanos. Es decir que mi mamá y el papá de Shiri eran primos hermanos, eso me hace prima segunda de ella.
-Los diarios muestran a Roger Waters diciendo que el tema del niño Kfir Bibas es un invento. ¿Cómo es enfrentarte diariamente desde que ocurrió esto con esta realidad, con ciertos gestos o actitudes como la que te acabo de comentar?
-Al principio mucha impotencia, dolor, indignación cuando escuchaba este tipo de personajes que tal vez en mi adolescencia fueron tan relevantes e importantes a través de su trabajo. Pero conocerlos desde su status de persona humana, más allá de lo profesional, fue una gran desilusión. Al principio esa indignación me movía una energía que lo único que quería hacer era demostrarles lo equivocados que estaban, se fue transformando en entender con el paso del tiempo, ya van nueve meses, que no tiene sentido. Porque es gente con una mente muy chiquitita, que no entiende otras razones que las que ya tienen asentadas, vaya a uno saber movilizada por qué tipo de odio o experiencia previa que lo marcó de una manera tan impresionante para no tener la capacidad de entender la realidad como es. Algo tan concreto y tan fácil de demostrar, como yo misma, que soy familiar directa de ese bebé que él dice que no existe o que no fue secuestrado… decir eso así públicamente me parece irresponsabilidad, como poco.
-He visto la tarea que están haciendo incluso fuera de lo que es un ámbito comunitario, que es tratar de esclarecer a la sociedad. Pasaron nueves meses, ¿cómo está resultando esa difícil tarea y cómo sentís que es la respuesta?
-Son altibajos, es como una gran montaña rusa. De repente tomás envión y velocidad, y de repente necesitás tomarte un descanso, un receso, para poder recargar energías. Es muy difícil estar a 220 las 24 horas los 7 días de la semana estos nueve meses. Entonces, al principio fue como una descarga tremenda de adrenalina, después hubo que aprender a regular esa energía y ser una especie de equilibrista entre la vida como era antes del 7 de octubre y lo que es ahora. Tratar de cuidar todas las esferas personales y profesionales de antes, porque yo siento que fui tomada por esta causa. Y eso me generó muchos cambios. En este momento particular estoy tratando de regular esa energía, para poder dedicar una energía inteligente a cada una de mis partes.

-¿Cómo se conduce la política en general después de nueve meses, hay compromisos, falta compromiso?
-Lo que pasó siempre desde un primer momento aquí en Argentina es que este tema, que por supuesto para nosotros como familiares formó parte de del foco principal y primario, es lógico pensar que para el que no está involucrado de primera mano sea algo satélite o circunstancial. Eso pasó, acá en Argentina estábamos en pleno momento de elecciones, después de las elecciones la asunción del nuevo presidente, con toda la tormenta social que que eso acarreó, fue opacando el tema, y el tiempo tampoco ayudó, porque el tema se fue difuminando y parte de mi misión, como yo digo, es que el tema no se difumine y que no se apague. Mantenerlo vivo. Tuvimos varias reuniones y acciones con nuestros políticos, pero mi conclusión es que las que prosperaron, prosperaron sobre todo porque les llegó a ellos como humanos, más que como funcionarios políticos. Concretamente, a nivel político, no tuvimos ningún tipo de acción concreta, más allá que al principio con el gobierno anterior, que Cancillería pudo traer a todos los que habían estado en Israel, que todos sabemos que funcionó muy bien. Pero a nivel de conocer información sobre mi familia y la del resto de los argentinos que siguen secuestrados, en ningún momento.
-La foto que se vio de todos los familiares argentinos cuando el presidente viajó a Israel, pero es un ámbito de allá, no de acá.
-Pero no con los familiares argentinos, eso fue con los familiares de secuestrados argentinos que viven en Israel. Yo no tuve ninguna reunión con el presidente, la única reunión que tuve y participé como familiar fue a través de un zoom con familiares en general con Alberto Fernández y Santiago Cafiero al principio. Después estuve en otro zoom con la canciller Mondino, pero siempre fue general, no fue personal.
Cuando se cumplieron los siete meses, hace dos meses, estuvimos en Diputados a través de una invitación de Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet, que son los presidentes de la comisión de Relaciones Exteriores y la comisión de Derechos Humanos de Cámara de Diputados. Eso fue muy bueno, porque tuvimos la oportunidad de contar nuestra historia delante de Diputados de diferentes colores políticos y realmente fue muy emocionante, porque yo sentí que no hubo grieta y que ahí todos estuvimos de acuerdo. Por supuesto hubo un partido político que claramente no estuvo presente, pero con todo el resto realmente sentí ese abrazo. Una semana más tarde, a raíz de una propuesta de uno de los diputados, se redactó una declaratoria, cuya idea era leerla al inicio de cada una de las sesiones de las comisiones de Diputados y con la esperanza de que eso fuera no solamente en las comisiones, sino en las sesiones de Diputados en general. Ese día nos enteramos de la muerte de Lior Rudaeff.
-Estamos en Keren Hayesod CUJA. Recientemente hiciste un viaje, de la mano del Keren Hayesod, ¿cómo fue ese viaje?
-Fue hace un mes. Necesitaba mucho poder estar con mi familia, como mucha gente de la comunidad judía, que tiene esos familiares desde hace muchos años viviendo en Israel y tal vez el contacto no es cotidiano, no es diario, pero sabemos siempre que están. Y más allá de algún viaje circunstancial, generalmente de allá para acá y no tanto de acá para allá. El 7 de octubre una de mis heridas más grandes fue todo lo que me perdí. Mi tío José Luis, el papá de Shiri, falleció el 7 de octubre, quemaron su casa, estaban mi tío José Luis y su esposa Marguit, y murieron calcinados. Me queda una herida muy abierta, nunca pude compartir con él. Me sentí muy arrepentida de no haberlo aprovechado en vida. Parece que uno siempre habla de los muertos bien, pero realmente a quien le preguntes de él, te va a hablar de la pureza, de lo bueno. Decidió vivir en un kibutz cerca de la Franja de Gaza porque era un pacifista totalmente convencido en que los dos pueblos podían vivir en paz, como lo creía su papá, que viajaba a la zona de Gaza. Él era director de orquesta y enseñaba música. Se intercambiaba pacíficamente. Mi tío heredó eso de su papá. Yo necesitaba conectar con lo que no pude conectar de él. A través de este viaje pude hacerlo de alguna manera, con Dana la hermana de Shiri, con Edith, mi tía, la hermana de José Luis. Yo creo que a través de ellas y de los hijos de Edith, mis otros primos hermanos, pude conectar desde su cotidianidad. Fue estar en sus casas, como hace cualquier familia. Estar en contacto con sus hijos, cosas que no pude hacer con Ariel y con Kfir, que no los conocí.
-¿Y con qué te encontraste en esos encuentros familiares?
-Yo fui sin expectativas. No sabía si iba a conectar con la catástrofe, con la muerte, o si iba a conectar enteramente con el amor de la familia, o si iba a ser un mix de ambos. Como fui sin expectativas, fluyó naturalmente conectar con el amor de la familia. Eso es lo que hice, curar esa herida que me quedó abierta de no haber podido compartir con Shiri y con José Luis ese día a día familiar. Lo hice con Dana, con mi tía Edith y con Ifat.
-¿Sos optimista acerca del regreso de ellos?
-Cuando yo viajé Israel pensé “tal vez voy a poder acceder a alguna información que desde acá no puedo”, porque también es muy delicado preguntarles a ellos. Tratamos de no estar todo el tiempo con este tema y hablar de otras cosas. Pero ellos están tan desconcertados como nosotros, no tienen absolutamente ningún tipo de información. Con esta gente, son tan especialistas en terror psicológico, ya hemos comprobado que las noticias que tiran, algunas son ciertas y otras no tanto. Sabiendo que ya han dicho que había gente que estaba muerta y que salió vivita y coleando, la gama de posibilidades es infinita. De mi familia no han podido mostrar pruebas de vida ni de muerte. Yo no puedo perder las esperanzas, porque de hecho, al día siguiente que volví a Argentina, el ejército de Israel rescató a los cuatro rehenes, entre ellos a Noa Argamani.
-¿De qué sirvió que vayas de la mano del Keren Hayesod?
-Yo estaba muy alejada del trabajo enorme que ellos hacen desde hace tantísimos años. Pude conocer las oficinas del Keren Hayesod y de las cuatro entidades nacionales fundadoras. Fue enorme, fue muy emocionante, fue un abrazo tan importante que yo recibí ahí, que no tengo palabras para agradecer. No solamente porque hayan hecho posible mi viaje, sino porque me sentí parte de esa misión. Me recibió Yael Raz, me explico cómo era el trabajo del Comité de Emergencia. Ella es prima de Gilad Shalit, así que ya conoce muy bien lo que es ser familiar de un secuestrado por terroristas. Ahí me recibió también Roy Ermel, la verdad que se pusieron a disposición de todo lo que necesité. Podría haber ido al sur a Nir Oz, pero no me sentía preparada para conectar con el ver y estar presente ahí, en el lugar donde ocurrió todo.
-¿Qué aspectos de este viaje podés aplicar ahora en Argentina?
-Me aportó para darle una especie de cierre emocional a este huracán emocional que tuve estos meses. De aquí en más, al estar un poco más ordenadas mis emociones, me permite activar y definir un poco más cuáles son los pasos a seguir, que tienen que ver con difundir, con que este tema no se duerma. Con impedir que la gente se olvide de lo que está pasando. Estamos atravesados por temas tan importantes a nivel país, que yo no quiero que esto pase a un segundo plano y que se olvide. Esto es una cuestión humana que trasciende lo político o lo coyuntural de un país.
¿Están agrupados los familiares?
-Somos cuatro familias. Está Mica Rudaef, que le dijeron hace dos meses que su primo efectivamente está fallecido, pero sigue su cuerpo retenido en Gaza, y está también la tía de los hermanos Cunio David y Ariel. Esta familia es muy amiga de la mía, se criaron juntos los chicos. De hecho David presentó a Yarden, que era el mejor amigo, se la presentó a Shiri, y el papá de los Cunio era muy amigo de José Luis, el papá de Shiri, y así que también pude tener mucha información a través de él. También están los amigos de Yair y Eitan Horn, que también están activando con nosotros.