Laura Lichtenstein, coordinadora de Aliá Protegida, viajó la semana pasada a Israel, donde mantuvo encuentros con los integrantes de la primera y segunda camada del programa de CUJA – Keren Hayesod.
En una entrevista con ItonGadol, destacó que “todos los jóvenes de la primera camada viven de manera autónoma, alquilaron un departamento, hicieron amigos, y trabajan”, mientras que los de la segunda camada “a sólo tres meses y medio de su llegada, están sumamente adaptados y felices”.
Aliá Protegida nació en 2020 y ya acompañó a 30 jóvenes en su proceso de aliá. CUJA- Keren Hayesod ya lanzó la preinscripción a la tercera edición del programa, destinado a chicos y chicas de 20 a 30 años con secundario completo, que hayan recibido o reciban becas escolares mayores al 80 por ciento o subsidios de servicios sociales.
-¿Cómo fue ver y palpar un proyecto tan importante convertido en realidad al llegar a Israel al Ulpán (curso de hebreo) y ver a los jóvenes participantes nuevamente?
-Después de casi tres años de la existencia de este proyecto, tuve la suerte y la posibilidad de venir a verlos. Anteriormente había venido la directora del programa, junto con Paul Rozenberg, el representante de Keren Hayesod para Argentina que acompañó los primeros pasos del programa y su fortalecimiento.
Para mí fue muy importante conocer el ulpán y ver dónde transcurre la vida cotidiana de los chicos, ver cómo es su interacción con los demás inmigrantes que viven en el centro de absorción, que es un entorno sumamente enriquecedor y cuidado. Hay jóvenes de todas partes del mundo, entre ellos profesionales, que interactúan y tratan de enseñarse entre sí sus idiomas de origen, que aprenden a comunicarse más allá de las palabras, que comparten y aprenden de otras costumbres y culturas. Además de toda esta interculturalidad y enriquecimiento que se da naturalmente, en el centro de absorción hay un staff profesional con el que nosotros trabajamos desde Argentina codo a codo. Es un staff realmente comprometido, que acompaña a cada joven que llega al ulpán y más todavía a aquellos de Aliá Protegida. Hacemos seguimiento en conjunto, sumamente personalizado y cercano. Pensamos estrategias para cada uno de ellos, según sus necesidades, deseos y proyecciones de futuro.
-¿Cómo observaste a los jóvenes?
– Fue realmente una gran alegría. Ellos viajaron en enero de este año, estamos a solo tres meses y medio de su llegada, y los vi sumamente adaptados y felices. Se mueven solos por la calle, viajan en colectivo, van al supermercado, entienden cuando les hablan en hebreo, contestan en hebreo. De hecho, me llevaron a pasear a mí! Fue una experiencia hermosa. Los sentí, y ellos se sentían, como locales recibiendo una visita desde Argentina. Es hermoso ver cómo el grupo sigue estando presente, como se juntan a tomar maté o a estudiar hebreo y hacer la tarea que les dan en el ulpan (curso se hebreo intensivo que realizan durante los primeros 11 meses de su llegada a Israel). Comparten alegrías y miedos, ofertas laborales de las cuales se van enterando. Es un plus muy grande por parte del programa que sea grupal, justamente para tener esa familia y llegar con seres queridos que acompañan y van caminando a la par entre ellos y descubriendo juntos.
-Pudiste ver a aquellos que dejaron el ulpán? ¿Como es su vida luego de la protección de un proyecto tan importante como lo es Aliá Protegida?
-Muchos de los participantes de la segunda camada, que son quienes ahora están en el ulpán, están en contacto con los jóvenes de la primera camada, que son aquellos que ya finalizaron el programa. De alguna manera, la primera camada los apadrina. Con ellos se sacan dudas y ven cómo es el después. Todos los jóvenes de la primera camada viven de manera autónoma, todos alquilaron un departamento solos, con compañeros del programa o con amigos que se hicieron en el ulpán. Todos trabajan, uno está estudiando en la universidad, hay dos que ya están en el ejército y otros tres que ya están prontos para empezar. La verdad que los vi muy bien a todos y fue una alegría enorme. Porque una cosa es escucharlos bien, y otra cosa es verlos bien, abrazarlos y ver sus sonrisas. Ellos dicen “hacer aliá fue la mejor decisión que tomé, acá me siento tranquilo, este es mi lugar”. Ningún país es ideal, obviamente, pero sienten eso: que en Israel pueden decidir, trabajar, progresar, ahorrar, darse gustos, viajar, cosas que los enriquecen como personas y que en otros momentos de sus vidas no tuvieron la oportunidad de hacer.
-¿Cómo conjugás el pasado, presente y futuro del proyecto?
-Como digo siempre, para nosotros además de una gran responsabilidad es un gran privilegio y honor poder acompañarlos. Un año y medio después de estar con ellos a cada paso, ver sus éxitos, sus logros, lo que crecieron y todo lo que van avanzando paso a paso, la verdad que es maravilloso.
CUJA- Keren Hayesod lanzó la preinscripción a nuestra edición n°3 de Aliá, para jóvenes de 20 a 30 años con secundario completo, que hayan recibido o reciban becas escolares mayores al 80 por ciento o subsidios de servicios sociales.
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