Inicio Argentina El empresario Goldfarb respondió a los cuestionamientos del rabino Levin y defendió la supervisión de su carne kosher

El empresario Goldfarb respondió a los cuestionamientos del rabino Levin y defendió la supervisión de su carne kosher

Por Gustavo Beron
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Itongadol.- El empresario argentino Roberto Goldfarb, el dueño de la cadena de supermercados mayoristas Diarco, salió al cruce de los cuestionamientos realizados por el  rabino Samuel Levin, quien había cuestionado los mecanismos de supervisión de la carne kosher aplicados en su cadena, al asegurar que es el «mismo» que se utiliza en los frigoríficos que están bajo su supervisión como referente del sector ultraortodoxo.

En declaraciones a Itón Gadol, Goldfarb defendió el trabajo realizado por el  rabino Yosef Feigelstock, de Jabad Lubavitch, quien supervisa la carne kosher de Diarco, y resaltó que el religioso también tiene a su cargo los controles en las faenas de las carnes que se venden en las cadenas de supermercados Disco y Jumbo.

«El rabino Feigelstock viene supervisando carne kosher hace mucho tiempo, no empezó haciéndolo para mí. Es más, se puede encontrar con la supervisión del rabino Feigelstock en la carne kosher de los supermercados Jumbo y Disco, que es donde los carniceros, que están cansados de la mafia, van a retirar la mercadería de las góndolas, les sacan las etiquetas y las venden cómo carne propia en sus carnicerías», sostuvo el empresario.

La polémica se inició cuando el mercadista anunció a principios de este mes que comenzaba a vender carne kosher a «precios muy razonables, prácticamente como los de la carne común» con un fuerte rechazo a «los tratos mafiosos del gremio de la carne kosher».

Frente a esta declaración, el rabino Levin, director de la Ieshivá Jafetz Jaim de Buenos Aires y supervisor de la carne kosher del frigorífico Gorina, desestimó las acusaciones y justificó el elevado precio de la carne al sostener que incluye supervisiones especiales, entre otros recaudos que se deben tomar y que repercuten en el precio final. «Se tienen unos cuidados que hacen que el proceso sea más lento. Yo trabajo con 30 personas, 10 ‘shojatim’ (quienes faenan la carne kosher) y 20 supervisores, que son especialistas. Por eso se paga», explicó.

Incluso Levin acusó al empresario de «no cumplir con el kashrut» y de ser un «maleducado» por llamar mafiosos a quienes comercializan carne kosher. «Que venda harina o fideos, pero que no se meta donde no debe», asestó el rabino.

«Lo tomo como de quien viene. Pero el rabino Levin tiene una gran fama, desde hace muchos años, de pelearse con todo el mundo y creerse hermano de Dios. Le pediría que se siga golpeando el pecho en Iom Kipur porque a partir de sus dichos después de mi trayectoria intachable de 72 años tengo que empezar a suponer que no solo que hay una mafia sino que además el señor rabino Levin es el capo de la mafia», respondió Goldfarb desde Estados Unidos. «Por eso -continuo el empresario- sale a defenderla, alguien le está pisando los callos a su negocio. Él debiera lavarse la boca antes de hablar mal del rabino Feigelstock, a quien no soy yo quien corresponde defenderlo en lo religioso, pero sí en el comportamiento y la moral que viene transitando en su vida en la Argentina».

El propietario de Diarco señaló que en la ciudad de Nueva York, la carne kosher se comercializa con cuatro supervisiones. «Yo voy a intentar tenerla con tres justamente para que mayor cantidad de gente pueda confiar, porque los dichos de este señor, que de rabino no tiene nada, porque lo único que ha hecho siempre fue pelear a todo el mundo. Voy a tratar de que más gente tenga acceso a un precio razonable de carne», completó.

En su arremetida con el religioso, Goldfarb afirmó: «Al señor Levin le molesta que la gente humilde que vive en departamentos de dos ambientes con cuatro o cinco chicos y que solo come carne kosher para Pesaj y Rosh Hashana cuando donamos la carne porque el resto del año no la pueden pagar, pueda acceder a esta carne».

«Quizás a él (por Levin) le guste que esa gente viva así. Así los tiene como súbditos con su populismo de botas sobre las cabezas de los religiosos», indicó.

En este contexto, Goldfarb ratificó su intención de invitar a los rabinos Iosef Chehebar y Daniel Oppenheimer para que certifiquen la carne que se vende en Diarco. «En mi carne, si ellos aceptan, va a haber tres etiquetas de cada uno de los supervisores que estoy mencionando lo que significa es que es seguidor del rabino Chehebar puede comerla tranquilo al igual que los fieles del rabino Oppenheimer como los seguidores de Jabad Lubavitch» a donde pertenece el rabino Feigelstock, explicó el empresario.

El mercadista cuestionó a Levin porque «siempre ante cualquier cosa se presenta como el Papa». «Lo invito al señor Levin, porque no lo puedo llamar más rabino por todos sus dichos, a que baje los precios y me retiro del negocio de la carne«, desafió Goldfarb, quien insistió en resaltar que el mecanismo de supervisión «es el mismo método» en toda producción de carne kosher.

«Son unos sinvergüenzas, unos maleducados. Y más maleducado es Feigelstock, que le da la certificación. No puede ir cualquiera a hacer una supervisión y certificar la carne kosher. La gente nos compra a nosotros porque sabe que nuestra carne está bien supervisada. Que Diarco se ocupe de vender harina y esas cosas, pero que no se meta con el kashrut», sostuvo, en su momento, Levin.

 

 

 

 

 

 

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