AJN/Itongadol.- Un militar alemán fue declarado culpable de conspirar para asesinar a figuras públicas prominentes en un acto de terrorismo de extrema derecha y fue sentenciado a cinco años y medio de prisión.
El teniente primero Franco A. fue arrestado por primera vez hace cinco años después de que lo atraparan tratando de recoger un arma cargada en un aeropuerto de Viena, informó The New York Times después de que se dictara la sentencia judicial. Tras su arresto se inició una investigación que abarcó tres países y sus respectivas agencias de inteligencia.
Durante la investigación, los agentes de inteligencia descubrieron que había adoptado una identidad falsa como parte de su plan, haciéndose pasar por un refugiado sirio. Según el medio de comunicación alemán Deutsche Welle, Alemania le concedió a Franco el estatus de refugiado en 2016, a pesar de que solo sabía árabe básico y no tenía ninguna identificación.
En la investigación también se descubrió la conexión de Franco con una red de policías y soldados de extrema derecha que se preparaba para el día en que colapsara el orden social, al que el grupo se refiere como el «Día X».
A lo largo de su juicio, Franco hizo varias referencias de admiración a un conocido negador alemán de la Shoá y en un momento trató de argumentar que los judíos no podían ser alemanes. Durante el juicio también se reveló que había guardado grabaciones de audio en su teléfono de conversaciones en las que elogiaba a Hitler, analizaba teorías de conspiración antisemitas y decía que la inmigración había «arruinado la pureza étnica de Alemania», informó el Times.
En febrero de este año, cuando el juicio ya estaba en marcha, Franco, que había estado en libertad durante todo el juicio hasta entonces, fue devuelto bajo custodia después de que un registro en la estación de tren descubrió que llevaba una bolsa llena de medallas de la era nazi y brazaletes con esvástica.
En una búsqueda posterior en su departamento, la policía encontró varias armas blancas, incluidos cinco machetes, así como más recuerdos nazis, 21 teléfonos celulares y un pase de vacunas falsificado, según el Times.
El tribunal concluyó que la ideología racista y antisemita que tenía Franco estaba detrás de sus planes de llevar a cabo un ataque contra políticos y activistas «amigos de los refugiados». Si bien se estableció que había adquirido y disparado ilegalmente varios rifles semiautomáticos y había redactado e investigado una lista de posibles objetivos, el tribunal no pudo confirmar exactamente qué tan cerca estuvo de llevar a cabo sus planes.
El juez Koller, que presidió el caso, afirmó que Franco tenía una «mentalidad endurecida de extrema derecha, extremista, etnonacionalista y especialmente racista y antisemita». Al leer el veredicto en la sesión final de 90 minutos, Koller dictaminó que Franco era culpable de «preparar un grave acto de violencia peligroso para el Estado».
“Mientras el imputado acaparaba armas de fuego, artefactos explosivos, cartuchos y municiones, tomó la firme decisión, por medio de ellos y de su actitud etnonacionalista, antisemita y racista, de atentar contra la vida de altos políticos y personalidades de la vida pública que se destacaron por ser amigables con los refugiados, con el fin de lograr un cambio de rumbo político o social acorde con sus puntos de vista y así contribuir a la ‘preservación de la nación alemana’”, dijo Koller al leer los cargos.
A pesar de esperar una sentencia más larga de seis años y tres meses, los fiscales recibieron el veredicto como «un éxito importante en la lucha contra el extremismo de derecha, el racismo y el antisemitismo en la República Federal de Alemania».
El juicio de Franco ha sido ampliamente considerado como el juicio por terrorismo más destacado desde los diversos juicios nazis posteriores a la Shoá. Es la primera persona en Alemania en ser juzgada por cargos de terrorismo de derecha en la historia reciente.