En un contexto en el que Irán y los poderes del mundo se preparan para tener diálogos sobre materiales nucleares, las cartas enviadas por Teherán a oficiales internacionales sugieren que difícilmente se alcance un mayor progreso, ya que Irán se muestra combativa y es muy difícil que ceda.

Dos cartas, ambas escritas el mes pasado, reflejan la aparente determinación de seguir con sus actividades nucleares que la han llevado a chocar con las Naciones Unidos y EE.UU, que puso en las últimas semanas nuevas sanciones por miedo a que Teherán desarrolle armas nucleares.

Al mismo tiempo, los poderes mundiales que se preparan para hablar con Teherán no están dispuestos a aceptar ceder con ciertas demandas claves que tienen que ver con las actividades de enriquecimiento de uranio de Irán. Esto elimina las posibilidades de que nuevas negociaciones calmen tensiones.

Irán insiste en que sólo quiere el uranio para hacer combustible para una red de reactivos y niega acusaciones de que usará el programa para construir material de guerra.

Sin embargo, las sospechas internacionales son fuertes. Teherán escondió su programa de enriquecimiento hasta que fue revelado desde afuera. Y admitió estar construyendo una estación nuclear secreta el año pasado a la Agencia Internacional de Energía Atómica días antes de que EE.UU. y Gran Bretaña revelaran su existencia.

Desde que su programa de enriquecimiento fue desenmascarado hace ocho años, Teherán ha desafiado a cuatro sanciones del consejo de seguridad de las Naciones Unidas que intentaban presionar para que se pare con el proyecto. Las esporádicas negociaciones que los miembros de la ONU y Alemania tuvieron con Irán también fallaron.

La Agencia Internacional de Energía Atómica, dijo en junio que Irán está teniendo aproximadamente 4.000 centrifugados de enriquecimiento de uranio y que ha llegado a las 2,5 toneladas de uranio de bajo enriquecimiento que puede ser usado para combustible.

Eso también es suficiente para dos bombas nucleares si se las enriquece con altos niveles.