Itongadol.- Alrededor del 69,9% de los ciudadanos árabes de Israel están seguros o creen que votarán en las próximas elecciones del 1º de noviembre, según una encuesta realizada por el Instituto de la Democracia de Israel (IDI) que se llevó a cabo a finales de septiembre y se publicó esta tarde.
A pesar de eso, la historia demostró que el número de personas del sector árabe que dicen tener intención de votar es muy superior al número real que acaba votando.
«En nuestra encuesta, el 70% de la personas dijeron que están seguros o consideran que van a votar», aclaró en un comunicado el Dr. Muhammed Khalaily, investigador del IDI y uno de los autores del sondeo.
Sin embargo, «para entender cómo influirá esto realmente en la participación de los votantes el día de las elecciones, hay que tener en cuenta más investigaciones y datos, como las entrevistas personales, el comportamiento previsto y una serie de otros factores».
«Una vez hecho esto, las estimaciones actuales indican que veremos una tasa de participación real mucho más baja y las lecturas optimistas encontrarían la cifra más cercana al 50%. Al final, el resultado vendrá determinado por la capacidad de los partidos árabes para organizarse el día de las elecciones», aseguró Khalaily en el comunicado.
Aunque las estimaciones actuales son que si las elecciones se celebrasen hoy el porcentaje de votos sólo sería de aproximadamente el 44%, Khalaily expresó a The Jerusalem Post que su expectativa es que la cifra real se acerque más al 50%, por varias razones.
«En primer lugar está la competencia entre los partidos. Cuando se corre el riesgo de no pasar el umbral electoral, se lucha por convencer a ciudadanos que de otra manera no hubiesen votado», señaló Khalaily.
Los tres partidos árabes que se presentan a estas elecciones, Hadash-Ta’al, Ra’am y Balad, luchan por pasar el umbral electoral.
Los partidos no sólo luchan por entrar en la Knesset (Parlamento), sino también por su supervivencia financiera, explicó Khalaily. Ningún partido árabe que no haya superado el umbral acabó sobreviviendo, porque al entrar en la Knesset los partidos reciben una financiación vital que los ayuda a seguir financiando sus instituciones y su actividad. Sin la financiación, los partidos pueden colapsar.
«En segundo lugar, la gente también está empezando a entender que al final quieren que alguien esté en la Knesset, no quieren que la Knesset sea sólo judía. Están enfadados y frustrados, pero siguen queriendo que alguien luche por ellos», agregó Khalaily.
«La tercera razón es que la gente está empezando a comprender el significado de un gobierno totalmente de derechas, con [el líder del partido de extrema derecha Otzma Yehudit, diputado Itamar] Ben Gvir como ministro. Ben Gvir como ministro de Seguridad Pública podría provocar un desastre en la población árabe en su enfoque de la lucha contra la delincuencia, además de sus opiniones racistas hacia todo el público árabe», añadió Khalaily.
Ben-Gvir amenaza con enviar semanalmente a los diputados árabes a Siria, y «uno sólo puede imaginar lo que hará al ciudadano árabe medio. La imagen de Ben-Gvir blandiendo su pistola en el este de Jerusalem hace dos semanas ayudó a que este mensaje calara. Los intentos de Ben-Gvir de parecer comedido durante la campaña electoral se están resquebrajando y esto es un catalizador importante para los votantes árabes», manifestó Khalaily.
El cuarto aspecto, y quizás el más importante, que influye en el porcentaje de voto árabe, al que Khalaily aludió en su declaración, es la capacidad organizativa de los partidos el mismo día de las elecciones. Lo que muestran las encuestas es el poder potencial de los partidos, pero su funcionamiento el día de las elecciones determinará cuánto de ese potencial se hace realidad, mencionó Khalaily.
El Ra’am es el que tiene la capacidad organizativa mejor engrasada para sacar a sus votantes el día de las elecciones, y el Hadash también tiene una buena organización. Balad, sin embargo, no la tiene, y esto podría costarle decenas de miles de votos, detalló
La influencia de la organización del día de las elecciones en el voto es especialmente importante en el sector árabe, afirmó Khalaily.
«La sociedad árabe está cambiando, pero sigue teniendo un elemento colectivo de conexiones familiares, y no es una sociedad individualista en el sentido occidental. La gente no acude a votar por sí misma. Hay que engatusarles, transportarles, y hay muchos otros factores», concluyó uno de los autores del sondeo.