Itongadol.- «Dos son mejor que uno», dijo el rey Salomón, pues «si alguno de ellos cae, uno puede ayudar al otro a levantarse». Este fue el pensamiento que unió al Ministro de Justicia Gideon Sa’ar y al Ministro de Defensa Benny Gantz para fusionar sus facciones de seis y ocho legisladores respectivamente, y presentar a Gantz como su candidato a primer ministro.
Las próximas elecciones generales del 1º de noviembre se convierten así en una carrera a tres bandas liderada por Netanyahu, cuyo Likud se espera que gane 35 escaños, seguido por Yesh Atid de Yair Lapid con 25 y el nuevo partido, «Azul y Blanco La Nueva Esperanza», con 15.
De esta manera ningún bloque lograría formar gobierno inicialmente.
Para formar gobierno en Israel es necesario obtener, al menos, más de la mitad de las bancas, es decir, 61 como mínimo. En el caso de que esto no ocurra, al partido que recibe la mayor cantidad de votos y por ende de escaños se le da prioridad para intentar formar gobierno.
A pesar de sus aparentemente limitados seguidores, la nueva alianza está posicionada para emerger como el cambio de juego que podría poner fin a los tres años de estancamiento político de Israel.
Gantz reiteró el lunes que no se sentará, bajo ninguna circunstancia, con el líder del Likud y ex primer ministro, Benjamin Netanyahu. Además, Gantz afirmó que, a diferencia del primer ministro Lapid, es capaz de «cooperar y trabajar con todos los grupos políticos, incluso con los haredim (religiosos ultra ortodoxos)».
El mensaje del partido combinado creado después de que Gantz, y Gideon Sa’ar unieran sus fuerzas, consiste en recordar a los votantes por qué hay que impedir que Netanyahu vuelva a tomar el poder.
En declaraciones al medio de comunicación israelí KAN, Gantz mostró su confianza en la fusión con Sa’ar »para bloquear a Netanyahu».