Itongadol/AJN.- Con una diferencia mucho más grande de lo que habían anticipado los últimos sondeos, el Partido Conservador de Boris Johnson, se llevó esta madrugada una gran victoria ante el Partido Laborista de Jeremy Corbyn. Se calcula que los conservadores ocuparán 368 escaños en el próximo parlamento, y los laboristas solamente 191.
De esta manera, y después que se conozcan los resultados finales, Boris Johnson podrá formar gobierno sin tener que formar coalición, teniendo una mayoría absoluta en el parlamento. Esta es la victoria más grande del partido conservador desde 1987.
Boris Johnson, después de conocer las predicciones, declaró que el Brexit se realizará de la manera más rápida posible, mientras que Corbyn avisó a los integrantes del partido laborista que no se presentará como líder del partido en las próximas elecciones.
Más que un gran triunfo de Johnson, estas elecciones representan una gran derrota de Corbyn. Y eso supone un gran alivio a la comunidad judía de Gran Bretaña. Sin duda uno de los grandes problemas de Corbyn y los laboristas durante esta última campaña, fueron las acusaciones sobre el antisemitismo en el partido por parte de sus miembros, y en especial contra Corbyn mismo. En un reporte secreto publicado en medios de comunicación, se reportaron más de 70 actos de antisemitismo en el partido durante los últimos años.
Contra Corbyn las acusaciones fueron más fuertes. Se le recuerda su «amistad» con Hamás y distintas facciones palestinas en el pasado, sus declaraciones anti-israelíes durante los años, y su negativa a disculparse en distintas entrevistas sobre el antisemitismo en su partido, que al final no tuvo más remedio que hacerlo.
Por su parte, Michael Gove, del Partido Conservador, afirmó que con la derrota laborista, los judíos del Reino Unido «no deberían tener que vivir con miedo otra vez».
La comunidad judía de Gran Bretaña puede respirar ahora un poco más tranquila, a pesar del aumento del antisemitismo en los últimos tiempos. Pero ahora tiene un problema menos de qué preocuparse: Jeremy Corbyn.