Agencia AJN.- En el transcurso de seis semanas, cuando el personal del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, consultó con funcionarios palestinos en Washington para planear reuniones y elaborar un itinerario para su viaje de diciembre a Cisjordania, el mismo Pence estaba presionando discretamente al presidente Donald Trump para que reconociera Jerusalem como la capital de Israel, una medida que sabía que irritaría a Ramallah.
Pence y su equipo no se sorprendieron cuando los líderes de la Autoridad Palestina suspendieron sus reuniones tras el anuncio de Trump sobre Jerusalem y ya completaron gran parte de su día programado en Belén con planes alternativos.
Las fuentes afirman que se hicieron pocos esfuerzos para salvar las reuniones y prácticamente no hubo comunicación directa entre el personal de Pence y los funcionarios palestinos desde que comenzaron a criticar la decisión sobre Jerusalem en la prensa.
Pence demostró ser instrumental en la decisión de Trump de reconocer a Jerusalem como la capital de Israel e iniciar la reubicación de la embajada de Estados Unidos allí desde Tel Aviv, a pesar de la oposición del resto del mundo y gran parte del consejo de seguridad nacional del presidente. El anuncio de Trump se correlacionó intencionalmente con el próximo viaje de Pence a Israel, según un funcionario de la administración, en el que destacará la iniciativa como un logro histórico para los cristianos y especificará su significado en términos de política de Estados Unidos.
El viaje de Pence nunca tuvo la intención de enfocarse en el proceso de paz de Medio Oriente, un tema que no está dentro de su cartera. El vicepresidente no está involucrado de ninguna manera con los esfuerzos para reiniciar las conversaciones israelí-palestinas, dirigidas por Jared Kushner, el yerno y asesor principal del presidente, y Jason Greenblatt, su representante especial para las negociaciones internacionales. Los líderes palestinos cuestionan en privado su compromiso con el esfuerzo de paz.
En cambio, Pence planeó enfocarse en los temas de contraterrorismo, Irán y las minorías religiosas perseguidas, y por lo tanto sus planes permanecen sin cambios, según los asesores, a pesar de la decisión de los palestinos de cancelar sus reuniones.