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Entrevista a un soldado argentino del ejército israelí: “No sólo me prepararon para ser un soldado especial, sino para ser una persona especial\»

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 Itongadol/AJN.- Así lo afirmó a la Agencia Judía de Noticias (AJN) el soldado M.M., que tiene más de 20 años y, por temas de seguridad, no puede revelar su nombre completo ni su edad exacta. De descendencia polaca-ucraniana, nunca olvidó que sus abuelos lograron sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial. Hizo aliá desde la Argentina, a los 18 años, y desde entonces está en la unidad de élite Duvdevan, una de las más prestigiosas de las Fuerzas de Defensa de Israel. “Los jóvenes tienen que saber que no hace falta hacer el ejército para poder aportar a Israel, hay mil y una formas de aportar e Israel los necesita”, resaltó.

M.M. pertenece a la unidad de élite del ejército llamada Duvdevan. Lo que lo llevó ahí no fue la casualidad, sino su historia, la historia de su familia y la del pueblo judío. El soldado contó que le gustaba el boxeo, boxeaba para Atlanta y que se dio cuenta de que era bueno para eso y que era lo que quería hacer. Pelear era el deporte de su vida. Fue ahí que se metió en el grupo que ayuda a la seguridad de la Kehilá, en la Argentina. Terminando el curso de madrijim, que había comenzado de pequeño, viajó a Israel por un mes, descubriendo un montón de cosas que no sabía. Al volver, siguió como Bitajón (seguridad). “Descubrí un montón de cosas que Israel hace por todos los judíos de todo el mundo, y llegué a la conclusión de que Israel es la única cosa que me garantiza a mí que no pase devuelta otra Shoá o ningún genocidio en contra de nosotros. Incluso si es que pasan atentados, yo estoy seguro de que Israel hace algo por lo menos para evitarlo, y si no pudo evitarlo, para que pague la gente que lo hizo”, expresó M.M.

La Unidad de élite Duvdevan se centra en operaciones anti-terroristas y opera en la región de Judea y Samaria. Es una de las unidades más prestigiosas de las Fuerzas de Defensa de Israel y tiene como objetivo principal abortar atentados terroristas. Se mueven en pequeños equipos y hasta llegan a trabajar en cubierto para engañar al enemigo. La admisión a Duvdevan es voluntaria, pero para acceder hay que pasar pruebas realmente difíciles y selectivas.

Con 17 años, y habiendo terminado la tecnicatura informática en la ORT, M.M. ya tenía decidido hacer aliá, pero tuvo que esperar a tener 18 y ser mayor edad para poder viajar. No fue fácil al principio, no había asado los domingos, no se juntaban a mirar el fútbol o a jugarlo entre amigos. “La mentalidad no es terminar el secundario y seguir en la UBA. Las cosas son diferentes, pero en muchos aspectos, son mejores. El sabra es un fruto que pincha pero que por dentro es muy dulce. Entonces, en la primera impresión uno dice ‘esto no es como mi país’, la gente se maneja de diferente manera, hablan diferente, diferentes muestras de respeto. Pero cuando empiezan a conocerte, empiezan a brindarte apoyo, amor, gente que ni siquiera yo conocía”, manifestó. Al respecto, M.M. recordó la anécdota de cuando lo escucharon hablar con acento argentino y como vieron que era un “soldado solitario”, unos desconocidos lo invitaron al Shabbat. “Como acá todos tuvieron un familiar que formó parte del ejército o incluso ellos mismos, es un pueblo muy unido, y brindan ayuda al que sea.”

M.M nació en la Argentina y vivió gran parte de su vida en el país, pero nunca olvidó de dónde venían sus raíces judías ni por lo que había pasado su pueblo. Por ello, relató a AJN que la familia de su madre, en Polonia, fue mayormente asesinada, mientras que unos pocos pudieron escaparse por los bosques, haciendo de Partisanos, hasta que se subieron a un barco que los llevó a Uruguay y de ahí pasaron directo a la Argentina, porque tenían familiares. La familia de su padre era de un pequeño pueblo en Ucrania, pero durante la revolución Bolchevique quemaron la casa de su bisabuelo, que no sólo era judío, sino que era un senador y no era comunista. Fue ahí que el abuelo de M.M. se tomó un barco que venía al país.

Cuando hizo aliá, pensaba sólo quedarse un tiempo, ser de utilidad para su pueblo. Pero estando ahí, como ciudadano y no como turista, se dio cuenta de que su casa siempre va a estar en Israel, porque considera que “es un país que siempre te va a esperar con los brazos abiertos y va a tener todo para que puedas volver. Hay apoyo y un pueblo unido que te espera”.

No sólo tiene su hogar en Israel, sino que están sus mejores amigos, por los que daría la vida y los que darían la vida por él. M.M. explicó que los demás soldados son sus “hermanos de armas”, y que no es solamente la vida lo que están dispuestos a dar unos por otros, sino a compartir, hasta cuando no se tiene, la comida y el abrigo. Decidido, sin duda alguna, asegura que fue la mejor decisión que tomó en su vida: “No sólo me prepararon para ser un soldado especial, sino para ser una persona especial. Cuando me libere del ejército, y ya no me den más órdenes, voy a seguir siendo esa persona que prepararon pero sin órdenes. Tengo mis metas después del ejército y voy a poder aplicar las muchas herramientas que me dieron acá”.

Para finalizar, M.M. dio el mensaje que le hubiese gustado recibir cuando todavía vivía en Argentina. Un mensaje para todos los judíos fuera de Israel: “Muchos judíos están en la burbuja de ‘termino la secundaria, voy a la universidad y luego me caso con una chica judía’, pero hay un país que los está esperando y los necesita. Israel siempre los está esperando y tiene la puerta abierta y van a ser bienvenidos a lo que es su casa”. Y continuó diciendo que “los jóvenes tienen que saber que no hace falta hacer el ejército para poder aportar a Israel, hay mil y una formas de aportar e Israel los necesita como ellos necesitan a Israel”. Por último, el soldado señaló que hay que tomarse “el tiempo que sea que se puede aportar a Israel y decir ‘bueno, hice algo por mi casa, por mi gente y por mi pueblo, por mi historia y por mis raíces’ que las quisieron asesinar, por ejemplo, en la Shoá. Hice algo por mantener esa tradición y esa religión por lo menos un tiempo, antes de seguir en esa burbuja hay que tomarse un tiempo por Israel y por ellos mismos”.

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