Itongadol/AJN.- (Por Roxana Levinson. Especial para AJN/Itón Gadol, desde Israel) Nir Levlovich llegó por primera vez al lugar donde su padre – Alexander Levlovich – fue asesinado por cuatro jóvenes que arrojaron piedras a su vehículo en la noche de Rosh Hashaná (Año Nuevo Judío). Allí se reunió con un grupo de periodistas. AJN estuvo presente, para transmitir su testimonio de dolor y esperanza, y su mensaje: “las piedras matan”.
Visiblemente afectado, Nir Levlovich llegó por primera vez al lugar donde falleció su padre. La noche de año nuevo, después de compartir la cena familiar, cuando circulaba por la calle Asher Winer, en Jerusalem. Todavía puede verse algunos cristales sobre la vereda y el impacto del automóvil en un árbol y la cerca que marca el límite donde comienza la localidad árabe Tsur Baher, de donde provenían los atacantes. Pero más aún, puede verse en Nir el impacto de una repentina noticia “para la que nadie está preparado”.
Respecto a lo sucedido aquella noche, Nir Levlovich relató a AJN: “Mi padre terminó la cena de Rosh Hashaná y llevó a algunos parientes de vuelta a casa, en el barrio Har Jomá. Allí enfrente había unos muchachos que le tiraron piedras. Y las piedras matan. Una piedra mató a mi padre. Y justo aquí, el auto se estrelló y se acabó su vida.
¿Hablaban del tema en la familia, había pensado alguna vez, quizás, en cambiar de ruta?
Mi hermana trabaja en Bet El y a veces le decía a mi padre que tenía miedo por la situación. Y mi padre le respondía: “Nosotros estamos seguros en nuestra ciudad”. Pero la realidad israelí nos mostró que no es así. Incluso en una calle cualquiera, un lugar normal como éste, tu vida puede terminarse, debido al conflicto.
La sensación es de tristeza, una sensación de pérdida, creo que ésa es la palabra más precisa para la situación en la que nos encontramos. En un instante, la persona más importante para tí desaparece de tu vida, y sientes la pérdida. Te preguntas ¿Por qué? ¿Por qué?
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué alguien se merece estar en esta situación?
Mi cuerpo está lleno de rabia, de enojo. Quienes hicieron esto son estúpidos. Estoy seguro de que ellos saben qué están haciendo y qué resultado pueden provocar cuando tiran una piedra. Desde tiempos históricos sabemos que una piedra puede matar. No es la primera vez en la historia en que una piedra mata. Especialmente en una situación en la que estás conduciendo, dentro del auto, la ventanilla está abierta. Si tiras una piedra sabes que estás matando a alguien. Estoy seguro que ellos saben que asesinaron a mi padre.
¿Cómo fueron las reacciones después de lo sucedido? ¿Quién se acercó a ustedes?
Creo que la muerte de mi padre ya no es algo privado. Lo sentimos durante la shivá (los siete días de duelo), en las visitas, los mensajes, las conversaciones. Es una muerte de todos porque es parte de la cultura israelí. El terrorismo, lamentablemente, pasó a formar parte de la vida en Israel. Y a veces se puede también frenar y cambiar de rumbo. A mí me enseñaron que si uno va por el mismo camino todo el tiempo y no cambia…hay que tomar otra dirección y pensar en una solución.
No detallaré a qué rumbos me refiero, no es mi función recomendar soluciones, pero estoy seguro de que hay una solución. No importa qué camino elijan, hay que encontrar una solución a la situación en Israel en general y en Jerusalem en particular.
Nosotros nos encontramos con el líder de Tsur Baher, que vino a expresar condolencias. Nosotros lo recibimos. Es importante destacar que también mi padre trabajó con árabes toda su vida. Y en definitiva, en todo grupo hay extremistas. Esto no lo hace correcto o incorrecto, no es la cuestión. Finalmente él vino, y por supuesto se disculpó. Con él vino también el primer paramédico (que llegó al lugar del atentado), que vive justo aquí y le dio a mi padre primeros auxilios, antes de que llegaran los efectivos. Pero, insisto, no quiero hablar sobre esa tensión.
¿Crees que el gobierno hace lo suficiente para evitar situaciones de este tipo?
No soy político y no voy a hablar de política, sólo quiero mencionar la situación en Jerusalem. Vivimos en una ciudad mixta, donde las dos partes se mezclan. Pero, en definitiva, hace miles de años que vivimos juntos. Es muy difícil saber que la gente mata por este conflicto y sólo espero que mi padre haya sido el último, la última víctima de esta situación.
¿Qué hacía tu padre, a qué se dedicaba?
Mi padre, hace 28 años, fundó una institución para discapacitados llamada Ilán. Una residencia completamente dedicada a mejorar la vida de las personas con discapacidad. Aquellos afectados durante sus vidas y que no nacieron con discapacidad. Él dirigía la residencia y todas las cuestiones logísticas. Él era una parte integral y muy importante de esta residencia. Ahora iremos hacia allí, para estar con ellos y compartir este dolor.
El último proyecto que mi padre no llegó a terminar es la construcción del área para personas discapacitadas dependientes y con asistencia respiratoria. Un área de alta complejidad. Y nosotros, ahora, como familia, haremos todo para poder terminar ese proyecto y que se pueda inaugurar, como debe ser. Porque en definitiva está destinado también a responder a las necesidades de habitantes de Jerusalem y de quienes viven en la residencia.
Él fue el mejor padre y el mejor abuelo y éste es un momento muy difícil para nosotros.
En tu mensaje aseguraste que hay que sentarse y hablar. ¿Sobre qué, con quién?
Hay dos partes en este conflicto y las dos partes deben sentarse y hablar. Tanto en Jerusalem como en Israel en general. Ya es tiempo de que nuestra realidad cambie, porque nos merecemos una realidad diferente, porque nos merecemos otra realidad. Y estoy seguro de que se puede cambiar la realidad.