Itongadol/AJN.- El ministro de Economía y Comercio israelí, Naftali Bennett (en la foto, a la izquierda del embajador israelí, Ron Dermer), viajó ayer, jueves, a los Estados Unidos para convencer al Capitolio de que apruebe nuevas sanciones contra Irán, a raíz de su polémico programa nuclear, a pesar de la opinión en contrario del gobierno de Barack Obama.
“Les estamos trayendo información y nuestro punto de vista a los legisladores, y estamos aprendiendo que hay un objetivo común, aunque quizás una diferencia en las tácticas”, explicó al diario israelí The Jerusalem Post.
Según fuentes del Capitolio, el secretario de Estado, John Kerry, reveló el miércoles su preocupación por los esfuerzos israelíes en una charla a puertas cerradas con senadores.
“La única manera en que (los iraníes) desmantelarán su programa (nuclear) es si entienden que es una situación de: o conservan su programa o su régimen sobrevive”, aseguró Bennett, quien no cree que “al relajar las sanciones podrán fortalecer las sanciones, es una contradicción”.
“¿Alguien piensa que dentro de medio año Occidente tendrá más influencia que ahora aliviando las sanciones?”, les preguntó a los miembros de la Fundación Aliados de Israel en la Biblioteca del Congreso.
Bennett aclaró que el presidente iraní, Hassan Rouhani, “no es (Mijail) Gorbachov”, quien dio los primeros y decisivos pasos para la desaparición de la Unión Soviética, y se mostró escéptico respecto de su capacidad o interés en alcanzar un acuerdo significativo sobre el programa nuclear de Irán.
“Creo que estamos en el último punto donde todavía tenemos una gran influencia y estoy absolutamente convencido de que si aumentamos la presión, tendrán que renunciar al programa entero”, razón por la cual “es un mal negocio apretar el botón de pausa”, instó el ministro de Economía israelí.
Bennett les advirtió a los legisladores acerca de la creciente capacidad de proyectiles intercontinentales desarrollada por Irán y les recomendó actuar “con convicción” para evitar “misiles nucleares” sobre Roma, Nueva York u otras grandes capitales occidentales.
En el almuerzo, que incluyó a parlamentarios de naciones aliadas, circuló una carta que instaba a mantener una continua presión sobre la República Islámica.