Abraham Kanzepolsky tiene 81 años y aún guarda en su memoria la imagen de aquellos mal llamado –según él- gauchos judíos, que se instalaron en la ciudad de Moisés Ville, en la provincia de Santa Fe, para forjar sus comunidades y sembrar los campos con su propia cultura.
En el tono de su voz se destila la nostalgia de un paisaje que día a día se transforma, en el que se combina el modernismo con los edificios históricos.
“Siento que seguimos un proceso natural, como pueblo no vamos a desaparecer, va a seguir con otras inquietudes y otros impulsos no judíos. Pero tenemos que conservar todas las estructuras para poder decir: ‘acá vivieron los colonos judíos que han traído una iniciativa y una fuerza para crear todo lo que hay ahora y que nos es difícil en este momento mantenerlo’”, afirma Abraham.
Pese a que está un poco alejado de lo que es la dirigencia comunitaria activa, el histórico vecino no puede abandonar esa faceta y fue así que se vino a Buenos Aires para participar en el reciente encuentro nacional del Vaad Hakehilot (Federación de Comunidades Judías Argentinas), donde mantuvo una cálida charla con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
“A mi me ha salvado haber entrado a la comunidad y a la actividad que tengo en el museo (Museo Histórico Comunal y de la Colonización Judía Rabino Aarón Halevi Goldman) porque de la actividad del campo estoy alejado, no totalmente porque alquile el campo”, comenta.
El abuelo de Abraham fue uno de los colonos que llegaron a la provincia de Santa Fe para constituir la primera colonia judía agrícola independiente de la Argentina. Fue en 1889, cuando un grupo organizado de inmigrantes judíos que provenían de Kamenetz, Podolia (hoy Ucrania), que desde el siglo XVIII pertenecía a Rusia, desembarcó en la región.
La tarde se instala en Buenos Aires, y el dirigente aún recuerda aquellos diez años que vivió en el campo, en la Colonia Wagalberg, que pertenece al distrito de Moisés Ville.
“Teníamos una escuela idish en el campo en la que recibíamos oradores los sábados a la noche que venían a Moisés Ville. Colonia Wagalberg estaba integrada por 32 familias, con dos sinagogas, una escuela hebrea, y donde siempre había una actividad cultural”, resume.
Abraham se pone serio cuando se le pregunta sobre los llamados gauchos judíos. “No hay gauchos judíos, hay judíos que se acriollaron. No lo vamos a discutir pero son judíos que se acriollaron por el trabajo”, insiste como para cerrar el tema.
Lo cierto es que más allá de estas diferencias, la vida judía en Colonia Wagalberg se disfrutaba en plenitud porque hasta obras de teatro se presentaba en esa zona rural. “Tenemos un archivo de las actividades sociales y culturales, hasta se conserva un aviso de un conferencista que fue de Buenos Aires y que hablaba sobre la prostitución, que en ese momento era todo un tema”, cuenta.
Abraham vivió en Colonia Wagalberg hasta los diez años cuando su familia decidió mudarse al pueblo porque no había más actividad en el campo. Instalados en Moisés Ville, Abraham, como buena parte de los jóvenes de su época, decidió trasladarse a Rosario, a más de 300 kilómetros, para realiza el secundario y luego continuar con la carrera de contador en la Universidad de Rosario.
“El Moisés Ville que recuerdo de 60 años atrás era una comunidad muy sociables, siempre había una actividad cultural, hasta en el campo. La actividad muere en la década del ’50 con la creación del Estado de Israel”, comenta.
Abraham señala que mucha gente murió y otros se fueron a Israel y los jóvenes decidieron dejar la ciudad. “Nosotros cometimos el error de no preparar nada para que los jóvenes que fueron a estudiar a la universidad vuelvan a la ciudad”, lamenta.
Abraham apunta que después de terminar la universidad volvió a Moisés Ville para ejercer su profesión de contador porque le daba lo mismo que trabajar en su ciudad que en Rosario.
“Igualmente ejercí poquito porque falleció mi padre y me hice cargo de todo. Tenía 23 años y con eso sigo desde entonces”, explica.
En ese momento, entre Moisés Ville y las colonias había unos cinco mil habitantes, casi todos judíos, pero ahora despareció eso por la muerte de muchos vecinos y por la inmigración de los jóvenes. En los últimos años unos 600 jóvenes se fueron a Israel.
-¿Cómo se celebraba Rosh Hashaná?
– “En el campo, mi familia íntima no asistía a la sinagoga porque no era religiosa. Era mucha gente de izquierda. Lo notable es que la mayoría de los judíos de izquierda se fueron a Israel y los sionistas de fondo se quedaron”, apunta Abraham.
La vida comunitaria en Moisés Ville en su principio estuvo limitada al tema de los fallecimientos. Luego se organizó la comunidad y se levantaron cuatro sinagogas.
Moisés Ville se levantó con el aporte de los inmigrantes judíos que llegaron a Santa Fe escapando de la Rusia zarista de fines de S. XIX y favorecidos por la política argentina de puertas abiertas.
Los primeros habitantes denominaron a la localidad de "Moisés Ville", que es la traducción al francés del nombre hebreo Kiriat Moshé propuesto por el rabino Aarón Haleví Goldman, guía espiritual y comunitario del núcleo inmigratorio, dado el paralelismo de esa epopeya con la historia bíblica del Éxodo de Egipto y la llegada a la Tierra Prometida.
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