El ex atleta Gönther Zahn, quien en 1972 prendió la llama olímpica que abrieron esos Juegos, abrió la ronda de los 124 relevistas que transportaron la antorcha a lo largo de 24 kilómetros hasta el estadio olímpico múniqués.
En los relevos participaron deportistas y personalidades del mundo económico, político y el espectáculo, que transportaron la llama por la capital bávara.
La antorcha partirá mañana hacia Berlín, escenario de otros JJOO asimismo de triste memoria, en 1936, conocidos como las «Olimpiadas del nazismo» y que el Tercer Reich utilizó como pantalla de propaganda y de glorificación de Adolf Hitler.
Munich vivió en 1972 los Juegos más dramáticos de la historia, por un secuestro que acabó en un baño de sangre con 17 muertos.
Alemania aspiraba a quitarse el estigma del 36, pero los esfuerzos por ofrecer unos Juegos impecables se arruinaron al irrumpir el comando «Septiembre Negro» en las dependencias de la delegación israelí.
Tras asesinar a un técnico y un levantador de pesas, el comando tomó como rehenes a nueve miembros más del equipo israelí, a cambio de cuyas vidas exigían la liberación de 200 árabes encarcelados en Israel, así como un avión para fugarse.
Cuando los secuestradores iban a tomar el avión que supuestamente debía servir para su huida, se produjo un tiroteo entre éstos y francotiradores apostados en las inmediaciones, así como agentes en el interior del aparato.
En la embocada murieron los nueve rehenes, un policía y cinco de los integrantes del comando.
Los Juegos quedaron interrumpidos 34 horas y se reanudaron con la histórica frase del entonces presidente del COI, Avery Brundage: «The games must go on» («Los Juegos deben continuar).
Fte Infobae