Israel celebraba anoche el Pessah, la Pascua judía, en un clima de extrema tensión ante posibles ataques de extremistas palestinos, mientras el primer ministro Ariel Sharon echaba más leña al fuego redoblando su amenaza de muerte contra el líder palestino Yasser Arafat. En una de las tantas entrevistas que concedió a la prensa israelí como tradición de Pascuas, Sharon aseguró, en alusión a Arafat, que «quien fomenta la muerte de judíos es ‘Ben Mavet'» (pasible de muerte, en hebreo).
No es la primera vez que el premier israelí amenaza a Arafat. Pero desde el asesinato con misiles israelíes del líder de Hamas, Abdel Yassin, hace dos semanas, sus palabras cobran relevancia. La Casa Blanca lo entendió ayer así y advirtió a Sharon que la muerte de Arafat no contribuiría a pacificar Oriente Medio.
En Gaza, en tanto, un tanque israelí disparó contra tres jóvenes palestinos desarmados causándoles la muerte en forma instantánea. Según fuentes militares israelíes, «los soldados abrieron fuego contra tres siluetas sospechosas» que se estaban acercando al paso. Pero el jefe de la seguridad general palestina en la franja de Gaza, general Abdelrizak Al Majada, afirmó que los tres muchachos estaban volviendo a sus casas tras salir de trabajar en un asentamiento judío cuando los soldados, ocultos entre la maleza, les dispararon.
Este episodio marca claramente el nerviosismo que hay entre las fuerzas israelíes. La policía ayer dio un alerta general a la población para las siguientes 48 horas. Y pidió a todos aquellos que tengan permisos para portar armas que las lleven consigo para poder defenderse.
En ese clima, ayer al mediodía los israelíes se apuraban a hacer las últimas compras para la tradicional cena de Pessah del año judío 5.764. En el mercado del Karmel, las señoras compraban ramilletes de «hierbas amargas» con las que acompañan la comida alrededor del «matzá», el pan sin levadura. «Voy a cerrar temprano. No hay muchos clientes y la verdad es que tengo miedo de que venga acá algún loco a hacerse explotar», dice Yacov Keinon, un verdulero del Karmel que asegura que Sharon está haciendo las cosas bien porque «usa la mano dura que es la única que entienden los palestinos».
Pero ese no es el espíritu de Esther Zaga, una inmigrante argentina que acaba de perder a su marido en un ataque terrorista contra el asentamiento de Avnei Hefez. El sábado, un palestino de 18 años intentó entrar a la casa de Esther y Yaacov Zaga. La hija mayor escuchó los ruidos y alertó a su padre y a los soldados. Yaacov salió a ver qué pasaba y fue alcanzado por un disparo en el pecho que lo mató de inmediato. Hanni, la hija de 14 años, fue herida pero está fuera de peligro.
Esther no quiere hablar con nadie, pero mandó a decir por un familiar que «Yaakov no murió en vano. Murió defendiendo a su familia. Y eso es amor profundo y de Dios. Y ese es el espíritu que debe prevalecer en este Pessah, aquí, en Argentina y en cualquier lugar del mundo».
Fte CLARIN