La milenaria Puerta de Damasco fue testigo ayer de la tensión extrema que vive Jerusalén. A media mañana y cuando miles de musulmanes se congregaban para ir a orar en las mezquitas de Al Aksa y Omar, los jovencísimos soldados israelíes les impidieron el paso. Parecía que en ese momento, en ese lugar por donde entraron las fuerzas del emperador romano Adriano para levantar la Aelia Capitolina (el nombre que le quiso imponer a Jerusalén), iba a estallar el día sangriento que todos están esperando en Israel.
Ningún hombre musulmán de menos de 45 años podía entrar a la ciudad vieja. Sólo las mujeres y los hombres mayores con nacionalidad israelí. Un mullah no aguantó la humillación y comenzó a gritar «¡muerte a Sharon!» (Ariel, el premier israelí), «muerte a los sionistas». Cientos de jóvenes lo vitorearon. Los vendedores que arman allí sus puestos de baratijas, comenzaron a recoger todo. El café que está del otro lado, por la avenida Hatzanhanim, cerró de inmediato y colocaron las cortinas de hierro. Parecía que iba a reventar la tensión que hay aquí desde que Israel ejecutó el lunes con tres misiles al jeque Ahmed Yassin, el líder espiritual de Hamas, el movimiento político militar más popular entre los palestinos.
La aparición de unos hombres que parecían ser antiguos dirigentes, trajo la calma. Todos obedecieron y se retiraron. El mullah fue detenido por los soldados israelíes. Las piedras que habían comenzado a caer sobre los carros de asalto, volvieron a su lugar al lado de las excavaciones de la puerta que mira hacia Damasco y que fue construida por sobre las ruinas romanas en 1538 durante el reinado del sultán otomano Suleimán el Magnífico.
Pero no todo fue retórica. Dos buzos tácticos palestinos intentaron atentar contra la colonia judía de Gush Katif, al sur de la Franja de Gaza. Los hombres entraron por el mar y fueron detectados por los guardias de la colonia. Arrojaron granadas contra el puesto militar y hubo un intenso intercambio de disparos. Ambos murieron.
Algunos testigos dicen que un tercer atacante logró regresar al mar y desaparecer. Ari Odes, residente de la colonia contó que conducía en la entrada del asentamiento cuando uno de los disparos le destrozó un vidrio del coche. «No se cómo no me maté. Del susto casi largo el volante. Pero me contuve, bajé la cabeza y seguí manejando hasta que el auto se detuvo. Mi mujer vio la escena desde una ventana de casa y cuando no me vio creyó que me habían matado», explicó.
El grupo extremista palestino Hamas se atribuyó de inmediato el ataque y dijo que esto es apenas «el inicio de una serie de operaciones que sacudirán la Tierra». Otro muchacho que estaba entre los «objetivos militares» —el eufemismo para decir que es un prófugo al que buscan para matar— murió en Nablus cuando estalló su camioneta.
Ahmed al Abed, de 22 años, se dirigía a cometer un atentado contra un puesto militar israelí ubicado a 500 metros del campo de refugiados de Baleta. La propia policía palestina dijo que el muchacho llevaba los explosivos preparados alrededor de su cuerpo. El dato a tener en cuenta en este caso es que Abed era un miembro prominente de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el brazo militar del grupo Al Fatah del presidente palestino Yasser Arafat. Esto indica que la venganza por el asesinato del jeque Yassin no sólo podría ser ejecutada por Hamas sino por muchos otros grupos palestinos.
Todos los israelíes creen que el «gran ataque» prometido por Hamas lo ejecutará un niño después del descubrimiento de al menos dos chicos con explosivos. Pero los servicios de inteligencia israelíes no están detrás de niños. El diario Maariv dijo que los comandos israelíes están buscando, para eliminarlo, al médico pediatra Abdel Aziz Rantisi, el hombre que fue elegido de inmediato como el nuevo líder de Hamas en Gaza. «No lo liquidamos el jueves cuando apareció en un estadio porque estaba rodeado de mucha gente. Pero lo hubiéramos podido hacer», le dijo una fuente militar israelí al diario. «Rantisi es un hombre muerto caminando», agregó.
Lo propio dicen los de Hamas pero del premier Sharon. Ayer, el movimiento terrorista que no sólo tiene un brazo armado sino que lleva a cabo una vasta labor social en los territorios ocupados, dijo que su principal objetivo de venganza es Sharon. En un comunicado utilizó una frase en árabe muy parecida a la del agente israelí: «Es ya un hombre muerto».
Gustavo Sierra. JERUSALEN. ENVIADO ESPECIAL.
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