HENRIQUE CYMERMAN .JERUSALÉN. – El presidente de Israel, Moshe Katsav, y dos destacados ministros, el de Economía, Beniamin Netanyahu, y el de Exteriores, Silvan Shalom, presionaron ayer al primer ministro Ariel Sharon para que reanude las negociaciones de paz con Siria, interrumpidas en enero del 2000. Netanyahu –ex primer ministro que en 1998 estuvo relativamente cerca de un acuerdo de paz con Damasco a cambio de una retirada israelí en los altos del Golán, ocupados en 1967– declaró que «éste es el mejor momento para reanudar las negociaciones, ya que Siria es un país gobernado por una dictadura, debilitado y aislado. En esta situación podemos conseguir una paz pagando un precio más reducido».
Las conversaciones en 1998 entre Netanyahu y el entonces presidente sirio Hafez El Assad, padre del actual mandatario, fueron dirigidas por el que era el mediador de la Unión Europea en la zona, el diplomático español Miguel Ángel Moratinos, y por el multimillonario norteamericano Ronald Lauder. Según distintas fuentes, Netanyahu estaba dispuesto a retirarse de la casi totalidad del Golán, manteniendo fuerzas israelíes sobre la meseta situada al lado del lago Tiberíades y que incluiría algunos asentamientos.
Según el diario israelí «Yediot Ajaronot», Netanyahu dijo a Sharon que tras la caída de Saddam Hussein y la presencia norteamericana en Iraq, Oriente Próximo «vive cambios históricos, y regímenes totalitarios como Siria, Libia e Irán se intentan acercar a Washington». Moshe Katsav declaró que «el gobierno no debe poner condiciones para volver a negociar la paz» y Shalom, por su parte, señaló que la reanudación de los contactos con Siria «demostrará al mundo que Israel desea la paz, y a los palestinos, que si no avanzan las negociaciones con ellos podremos pasar a otro terreno».
Según pudo saber «La Vanguardia», Sharon ha pedido a la Casa Blanca que verifique qué hay detrás de las recientes declaraciones de Bashar El Assad a favor de un acuerdo de paz con Israel. Mientras el ministro de Defensa, Shaul Mofaz, cree que se trata de una maniobra para debilitar la presión norteamericana, los servicios de inteligencia del Ejército israelí así como el jefe y subjefe del Estado Mayor creen que Israel debe responder positivamente a Assad y «ponerlo a prueba» acerca de la seriedad de su iniciativa.
Mientras tanto, por primera vez, el líder del grupo integrista palestino Hamas, el jeque Ahmed Yassin, ha expresado su aceptación «por el momento» de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza con capital en Jerusalén. Hasta ahora, Hamas exigía un Estado palestino en toda la zona que reemplace a Israel. En declaraciones al diario palestino «Al Quds», Yassin aclaró que no aceptaría el reconocimiento de Israel pero que «los territorios israelíes quedarían para la historia». Yassin declaró que su organización continúa los atentados contra civiles israelíes y que si por ahora no los lleva cabo «no es por una decisión política, sino por las circunstancias». Los analistas creen que las nuevas posiciones de Yassin son resultado sobre todo de la presión egipcia sobre el grupo integrista para que acepte una tregua. Según un informe del Shin Bet (servicios secretos internos israelíes), en el 2003 hubo una reducción del 30% en el número de atentados palestinos y del 50% en la cifra de muertos. Según dicen, «los motivos principales son una actividad militar más intensa en Gaza y Cisjordania y la verja de seguridad que dificulta la infiltración de suicidas en Israel».
Ayer, fuerzas especiales israelíes mataron en Jenín a Assad Jalelie, destacado activista de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, de Al Fatah. Según el portavoz militar, intentaron arrestarle pero cuando quiso huir, le dispararon.
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