El líder palestino Yasser Arafat, haciendo frente a los crecientes exhortos de reformas desde sus mismas filas y del exterior, aceptó culpas y prometió ayer reestructurar su gobierno y efectuar elecciones, aunque no presentó ningún plan detallado y pidió paciencia.
«Nuestra situación interna después de los recientes ataques israelíes necesita una amplia revisión de todos los aspectos de nuestra vida – dijo Arafat a los legisladores palestinos-. Debemos prepararnos para elecciones y reformas, pero déjenme tomar algún tiempo para hacerlo.»
En su primer discurso ante la Asamblea Legislativa tras cinco meses de confinamiento, Arafat evitó dar más detalles sobre las elecciones para renovar la conducción de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Pero el titular del Parlamento, Ahmed Qurei, dijo que esperaba algún tipo de votación, incluyendo sindicatos y facciones políticas, para fines de año.
Las primeras y últimas votaciones que se realizaron en los territorios autónomos fueron en enero de 1996, casi dos años después del nacimiento de la Autoridad Nacional Palestina, tras los Acuerdos de Oslo.
Miembros de Al Fatah, su propia organización política, instaron en las últimas semanas a Arafat a que reforme su gabinete y a que introduzca la figura de primer ministro, que tendría algunas de las atribuciones que hoy tiene el líder palestino.
Respondiendo a la crítica dentro de su propio gobierno, Arafat admitió que ha cometido errores, pero atribuyó el grueso de la actual crisis a Israel. El jefe palestino dedicó buena parte de su mensaje a enumerar los daños que causó la ofensiva militar israelí de seis semanas que concluyó hace unos días.
Entre las críticas internas está el haber permitido el exilio de 13 palestinos que se habían atrincherado en la Basílica de la Natividad en Belén, rodeados por fuerzas israelíes. «Fue un error, y asumo toda la responsabilidad», dijo el presidente de la ANP.
La salida de los palestinos de la iglesia fue parte del acuerdo que puso fin al asedio. Israel considera terroristas a esos militantes, que se encuentran ahora en distintos países de Europa.
La paz, opción estratégica
Arafat reiteró su oposición a los ataques a civiles israelíes alegando que la violencia perjudica la campaña palestina por un Estado independiente. Y agregó que seguía comprometido a un acuerdo de paz negociado con Israel. «La paz sigue siendo nuestra opción estratégica. Nunca la abandonaremos porque la paz es nuestro mutuo interés», dijo.
Además, Arafat firmó una ley que reconoce la independencia del poder judicial, después de haber desconocido el proyecto durante 18 meses. Sus críticos saludaron la medida, aunque dijeron que hace falta mucho más. «No queremos una independencia nominal del sistema judicial. La queremos en los hechos», dijo el legislador Hatem Abdel Kader.
Los legisladores escucharon en silencio y sus palabras sólo recibieron ocasionales aplausos. Muchos de los críticos de Arafat se mantienen escépticos porque, aseguran, ha hecho promesas similares en el pasado.
Inmediatamente después del discurso, el líder palestino recibió las críticas del grupo extremista Hamas. «Arafat no puede hacer ninguna reforma sin contar con el permiso del sionismo», dijo el dirigente extremista Abdel Aziz Rantizi.