Itongadol.- El diario estadounidense Wall Street Journal informó este martes sobre las condiciones que padecieron los rehenes Shlomi Ziv, Almog Meir y Andrey Kozlov, rescatados con vida el último sábado en una operación de las fuerzas de seguridad. Esa jornada fue recuperada también Noa Argamani, quien estaba en una vivienda a pocos metros.
Detalles sobre las condiciones de cautiverio en Gaza se dan a conocer tras declaraciones de familiares de los rehenes, funcionarios de Defensa israelíes y médicos que trataron a los jóvenes.
El diario norteamericano resaltó que durante seis meses los tres jóvenes estuvieron en una habitación oscura y durmieron en pequeños colchones sobre el piso. El único contacto de ellos con el mundo exterior eran sus secuestradores, quienes les traían comida y en varias ocasiones los maltrataban.
Estuvieron en una pieza en un subterráneo donde vivía una familia gazatí con niños y podían escucharlos, pero nunca tuvieron contacto con éstos. Un día, cuando la familia salió de la vivienda, los tres pudieron salir y usar la cocina.
El Wall Street Journal describió cómo los tres secuestrados eran castigados si no cumplían las condiciones impuestas.
Algunos de los castigos eran: encerrarlos en el baño, envolverlos en mantas en días de mucho calor y amenazas reiteradas de muerte. Además hubo maltrato psicológico. Los secuestradores que los custodiaban les decían que nadie se preocupaba por ellos en Israel y que nadie vendría a rescatarlos.
El informe resalta que los tres secuestrados jugaban a las cartas mientras estaban en cautiverio, aprendieron árabe, se enseñaron hebreo o ruso, uno de ellos es de nacionalidad rusa y no sabía hebreo, y anotaban en un diario y así supieron cuál era la fecha.
Los tres se hicieron amigos íntimos y fue esta relación la que los ayudó a superar la difícil experiencia del cautiverio.
En una ocasión se les permitió a los tres jóvenes ver televisión, más precisamente la red al-Jazeera, y vieron marchas en Tel Aviv de familiares de rehenes. Almog Meir pudo ver su rostro en una de las pancartas. Esto ocurrió en su cumpleaños y sabía de la fecha gracias al diario que llevaba escribiendo día a día. «Eso le hizo sentir que no se habían olvidado de él», explicó Aviram Meir, primo del secuestrado.