Agencia AJN (Entrevista realizada en el año 2016).- Sara Rus padeció los hechos más inhumanos de la historia Argentina y mundial: la desaparición de su hijo Daniel durante la última dictadura y toda la crueldad de los guetos y los campos de concentración durante el Holocausto. Sin embargo, sus palabras están llenas de vida, lucha y vigor. En un nuevo aniversario del Golpe cívico-militar de 1976, Rus dialogó con la Agencia (AJN) para “mantener la memoria y nunca olvidar”.
-¿Cómo cada aniversario del último Golpe de Estado?
-Son fechas que nosotros tratamos de mantener en la memoria y nunca olvidar. Muchos de los que nos han hecho este mal, los del gobierno de facto, están procesados, están enjuiciados, están presos y queremos justamente seguir con este tema, porque nuestro lema es verdad, memoria y justicia.
Estamos dando muchas charlas a gente joven, que les interesa mucho saber. Hay personas que no tienen ni idea de todo lo que ha pasado, porque fueron tantos años… y en los colegios a los que vamos es un tema importante, los mismos jóvenes están ansiosos de saber qué pasó con nuestros hijos.
-En ese sentido, por la importancia de que no se olvide, ¿lo sufrido durante la dictadura se asemeja bastante a la Shoá?
-Yo justamente, desgraciadamente que tengo mi doble historia, siempre estoy hablando de la Shoá, de lo que han hecho los alemanes, los nazis, en los tiempos que estuvimos desgraciadamente sufriendo la vida imposible que nos han hecho vivir a los judíos: estuvimos en los guetos, en los campos de exterminio, millones de personas que han matado, entre ellos tantos niños. Yo siempre les doy el mismo nombre. Estos militares de acá sacaron un modelo exacto y todavía lo querían perfeccionar con nuestros hijos. Son gobiernos de nazis. Hicieron desaparecer lo que creo fue la mejor juventud, de chicos inteligentes, personas que como mi hijo, un muchacho trabajando en la Comisión de Energía Atómica como científico, siempre toda la vida soñó con ser un físico nuclear y llegó a esto. A los 26 años lo desaparecieron. No es fácil de recordar, pero creo esto es lo más importante, no perder la memoria. Tenemos que trabajar para eso y yo ya estoy grande, pero hay jóvenes que nos escuchan. Justamente ayer hablé con un grupo de futuros periodistas, más de 400 jóvenes estaban escuchándome, y después de hablar me dijeron: ‘Sara, no nos vamos a olvidar, vamos a seguir. Vamos a mantener la memoria para las futuras generaciones’. Eso es lo que queremos.
-¿Cómo recuerda a su hijo Daniel?
-Mi Daniel desde los 12 años estaba interesado en una cosa que no podíamos creer que le interesara a un chico: el átomo y las ciencias atómicas. Traía libritos y lo más increíble es que en el séptimo grado dio una charla con todo un dibujo que había preparado sobre lo que hace el átomo, cómo se mueven, todo sobre la ciencia atómica. Los maestros le pidieron que presente ante los mismos profesores del colegio. Era un chico chiquito, un nene que recién terminaba la primaria. Después del secundario, en la facultad siguió con el mismo tema y llegó a recibirse. En el año ‘76 entró a la Comisión Atómica. Desgraciadamente lo sacaron en el ‘77 con muchos compañeros más. Desaparecieron ese día, creo que el 15 de julio de 1977, 17 científicos.
-De los 30 mil desaparecidos, casi 2 mil eran judíos. ¿Había un ensañamiento particular?
-Si bien los desaparecidos no eran solamente judíos, lo que pasó fue que después, cuando estábamos averiguando y yendo de un lugar a otro, teníamos noticias de la gente que fue liberada sobre que a los judíos, desgraciadamente, siempre los trataban peor. Los hicieron sufrir siendo judíos. En los lugares de tortura había esvásticas colgadas y los hacían sentir mucho más esta mano torturadora.
(Entrevista realizada en el año 2016)