AJN/Itongadol.- Rut Haran, sobreviviente de la Shoá, del kibutz Beeri, apenas duerme por las noches. A veces sueña con ella misma corriendo sin aliento ni dirección, sin saber de quién huye ni por qué. Hace una semana algo cambió y por primera vez soñó con su hijo mayor, Avshalom, asesinado el 7 de octubre.
«Mi hijo me dijo que no está en el ataúd donde lo enterraron y todavía no puedo entender el sueño», se le quebró la voz. «Cuando me desperté, no comí ni bebí en todo el día. Los terroristas asesinaron a Avshalom y abusaron de su cuerpo. Lo extraño mucho. Lo extraño cuando pregunta: ‘Mamá, ¿qué está pasando?’. Su foto está frente a mí y hablo con él todo el tiempo.»
Como ella, otro miembro del kibutz que sobrevivió a la Shoá, Jaim Raanan, experimentó el 7 de octubre a los 89 años. «D’s mío», dice, «no pensé que, como sobreviviente de la Shoá, tendría que volver a esconderme con temor por mi vida en el kibutz que fundé. La masacre acabó con alrededor del diez por ciento de los 1.000 residentes del kibutz. Más de 100 residentes fueron asesinados o secuestrados y llevados a la Franja de Gaza ese día. Desde mi punto de vista personal, hubo una gran diferencia entre el Shabat Negro y la Shoá: durante la Shoá no conocí personalmente a los seis millones que perecieron, pero en la masacre del kibutz Beeri conocía a casi todas las personas que fueron asesinadas ese día.»
Las vidas de Rut y Jaim están entrelazadas con tragedias. Son dos de los aproximadamente 865 israelíes del sur del país que vivieron de primera mano, dos veces, las atrocidades más horrendas contra los judíos. Según datos del Ministerio de Bienestar Social, unos 2.000 sobrevivientes de la Shoá de todo el país fueron evacuados de sus hogares a causa del Shabat Negro.
Rut, que sobrevivió a las atrocidades de los nazis en Rumania, emigró a Israel con el objetivo de poblarlo y se instaló en el sur del país. En ningún momento imaginó que a los 88 años, mientras vivía en la Tierra Prometida, se enfrentaría a una masacre espantosa. Los terroristas de Hamás no solo asesinaron a Avshalom, sino que también secuestraron a siete miembros de su familia, entre ellos su hija, nuera, nietas y bisnietas.
Hace tres meses, en el Día Internacional de la Shoá, Rut encabezó la campaña del Sistema de Información Internacional. Frente al edificio de las Naciones Unidas y en Times Square, de Nueva York, se colgaron enormes carteles con su rostro lleno de dolor, bajo la palabra «survivor», sobreviviente. Habló en un escalofriante video de la horrible similitud entre las acciones de los nazis y los terroristas de Hamas «en el momento que asesinan a bebés en sus camas, en el momento que violan a mujeres tras arrojarlas al césped y luego las asesinan brutal y diabólicamente asesinadas, sin haber cometido ningún delito».
«Siempre me preguntan qué conecta la Shoá de los nazis y el desastre del 7 de octubre y respondo que en ambos casos hubo un exterminio deliberado, sistemático, malvado y absolutamente satánico. La Shoá es la mancha más oscura en la historia del siglo XX. Un trauma para toda la humanidad, que provocó una devaluación del ser humano».