Itongadol.- Resulta llamativo que muy pocos de los medios comunitarios que suelo ver a través de las redes, ni instituciones u organizaciones judías locales e internacionales comenten los episodios políticos que se están viviendo en Israel. Si bien Israel es una sociedad con permanentes grados de conflictos internos, en la actualidad los mismos son superiores a los conocidos hasta la fecha y pueden proyectar un futuro poco alentador y peligroso para el estado y el pueblo judío todo.
Sostengo, desde hace mucho tiempo, que la mayoría de la diáspora tiene una posición profundamente pasiva sobre los acontecimientos que suceden en la realidad israelí, mientras que cada vez Israel tiene posiciones más activas y a mi juicio por momentos entrometidas en la realidad de las comunidades judías.
En el mismo sentido, resulta excepcional desde hace varios años escuchar cualquier tipo de critica a cualquier decisión o política de cualquier comunidad o pensador judío del mundo, y en el caso que se intente hacer alguna, hasta se pone en cuestión la identidad judía-sionista de quien la lleve adelante, lo que obviamente desalienta a que por lo menos, si la gente lo piensa, lo diga. Algo cercano a lo que solemos llamar censura.
En mi adolescencia y en mi juventud era moneda corriente escuchar las posiciones divergentes de todo el espectro comunitario, según su forma de ver el sionismo. Creo que era altamente estimulante para cada uno de nosotros y para la vida comunitaria e identidad sionista de entonces.
Paradojalmente, mientras en Israel existen voces de todas las corrientes, hasta con las posturas más extremas en cualquiera de los sentidos, en la diáspora parece que solo existe una posición oficialista y también en muchos casos chauvinista. Respecto a esto último me refiero a los tantos que creen y transmiten que todo lo que pasa en Israel es intrínsecamente bueno.
Decir esto, no implica saber, que también existe una dura y poco equilibrada critica, muchas veces mal intencionada y en otros casos profundamente desinformada, y que para esta gente cualquier cosa que Israel haga es sinónimo de maldad, sin comprender la complejidad de los conflictos de la zona toda.
Siempre me dio orgullo y me pareció brillante el poster que proponía en el siglo pasado la aliah diciendo “no te proponemos un jardín de rosas”. Hoy no me da orgullo y me parece peligroso todos los que nos quieren mostrar que Israel es un jardín de rosas.
Todo este silencio, no parece ser el “silencio de los inocentes”, más bien parece ser el “silencio de los culpables”.