Itongadol.- Las poblaciones débiles, que normalmente están al margen de la sociedad, se vieron aún más marginadas debido a la falta de recursos y de grandes soluciones. Las dificultades existentes se fueron agravando hasta convertirse en situaciones de emergencia, que incluyeron el aumento del consumo de alcohol y drogas, el incremento de los intentos de suicidio y el aumento de la depresión y las crisis mentales, lo que desbordó a las autoridades israelíes asistenciales y a la sociedad.
La empresa educativa Hagal Sheli (Mi Ola), creada hace nueve años por Omer Tolichansky, Yaron Waksman y educadores amantes del surf en el mar, se propuso utilizar el surf como herramienta de desarrollo personal entre los jóvenes en riesgo. En la base de la actividad de la organización no lucrativa está el entendimiento y la prueba de que experimentar y enfrentarse a las olas y corrientes del mar, con el tiempo, caerse de la tabla de surf y la incertidumbre, son experiencias fortalecedoras y formativas que afectan a todas las áreas de la vida. La experiencia y el afrontamiento de los alumnos durante la actividad de Hagal Sheli les inculca el sentimiento de no rendirse y, con trabajo duro y determinación, conseguir subirse a una ola hacia una vida mejor.
Durante el encuentro con el mar, los jóvenes pasan por procesos grupales psicoeducativos diseñados para ayudarlos a producir un lenguaje y dar significado a la experiencia emocional y física que tuvieron en el mar. Al hacerlo gradualmente, aprenden a conseguir herramientas para superar los retos y de resiliencia interna, lo que les permitirá interiorizar la diferencia entre hablar de la dificultad y actuar ante ella.
En este sentido, el mar tiene dos funciones: la primera es como espacio de disfrute y relajación, de desarrollo de habilidades deportivas e incluso de diversión. Además, el mar es un catalizador de sentimientos. El participante que practica el surf sentirá más de una vez impotencia, rabia, confusión y miedo. El surf por sí mismo no le permitirá observar lo que ocurre. Sólo la combinación del surf y la sesión de procesamiento, que tiene lugar en grupo al final de cada reunión, ayudará al participante a contener estos sentimientos de forma beneficiosa.
El procesamiento de la sesión por la que pasan los alumnos en el marco de la actividad Hagal Sheli crea la capacidad de afrontar y contener las situaciones difíciles que vivieron. Es esta capacidad la que estará a su lado cuando se enfrenten a situaciones esencialmente estresantes similares durante su vida.
Afrontar las dificultades y las crisis de los jóvenes en situación de riesgo es especialmente complejo, ya que se basa en frustraciones anteriores en momentos a los que a la mayoría de ellos les cuesta contenerse. Por lo tanto, es necesario comprender el proceso a lo largo de los años y permitir el afrontamiento mental de las dificultades y las crisis. Porque si los jóvenes supieran llamar a una experiencia emocional por su nombre, encontrarían la resiliencia para afrontarla en el futuro. Las sustancias emocionales que no se pueden definir, y los efectos asociados de la ansiedad pueden causar impotencia. Adquirir el lenguaje, o si se quiere, la alfabetización emocional es en realidad la solución.
La nueva empresa de educación, Hagal Sheli, ayudó a más de 6.000 chicos y chicas a encontrar el camino correcto en la vida, con informes de más del 80% de éxito. En la próxima semana, el director general y su equipo realizarán una gira de colaboración y asociación en Estados Unidos.
Artículo publicado por Yaron Waksman en The Jerusalem Post.
El autor es el director general de la Asociación Hagal Sheli.